Opinión
Hipotecar el futuro
La selección, Messi y el futuro.

La Selección, Messi y el Mundial
Era post partido de Argentina y Venezuela, dónde aún retumbaban los fuegos de artificio para despedir a la selección. Atrás había quedado el Gol de Messi con imperfecta definición y el golazo de Di María de una calidad sobresaliente. Todo eso había pasado esa noche en la Bombonera y cuando me aprestaba a pensar en esta columna se encendió el teléfono celular, indicando la llegada de un mensaje de whatsapp. En ese momento decidí ignorarlo pero segundos más tarde, cambié de opinión y decidí revisarlo sin esperar nada nuevo del emisor. Pero cuando leí el mensaje, me ví obligado a leerlo varias veces y tomarme el tiempo para decidir. No era una invitación o algo importante, era uno de esos tantos juegos virales que pululan las redes sociales. Pero este era especial. Este me llevó a pensar en que pesa más, si la razón o el corazón. Filosofías de la vida y que no es poca cosa. Era tan letal la pregunta que debía ser respondida. En caliente o en frío, habría una respuesta. Saber si sería la misma era la cuestión.
La pregunta del millón
El perverso juego preguntaba sobre que estaríamos dispuestos a hacer con tal de ver a la Selección de Scaloni, coronarse en Qatar. Pero nada de promesas de tatuajes o cabezas rapadas, esto iba más allá, iba a poner en juego el futuro de la selección. La pregunta se basaba en algo que le está sucediendo a la Selección Italiana. Es que Italia, ganó el mundial 2006 y luego se volvió en primera ronda de 2010 y 2014 y acaba de cerrar su no participación en Qatar igual que le pasó con Rusia 2018. Todo ese drama, alguien se le ocurrió volverlo argentino. Entonces la pregunta era si éramos capaces de firmar el siguiente trato: Argentina Campeón del Mundo en Qatar 2022 pero te volves en primera ronda en 2026 y 2030 y ni siquiera iríamos al mundial del 2034 y 2038. Panorama ficticio durísimo pero tentador, no es una respuesta fácil.
La generación Messi
Fueron muchas las frustraciones de Lionel Messi y los suyos. Muchos de ellos, ya no están y Lío es hoy un líder sabio y maduro, más que un integrante de un grupo de amigos. Pero si bien ya no queda casi nadie de aquel grupo hostigado y criticado por todo el pueblo argentino, Messi sigue estando. Y Messi fue criticado, tanto o más que por los hinchas franceses del PSG. Y también está Di María, que encontró su redención en el Maracaná, entonces quizás sea Messi quien guarde un gol en una final, todavía en su botín zurdo. Cómo lo vimos sufrir, como lo vimos padecer, como lo vimos irse y luego volver. Lo vimos llorar al besar la Copa América, pero saben que, el título continental le queda chico. Messi merece algo más, el futbol le debe mucho.
La respuesta
Mi respuesta al juego viral fue inmediata o sea, a corazón caliente. Fue tipeo y envío. Tuve tiempo de pensarlo después y analizarlo después de desmenuzarlo y pensar, imaginar, soñar. Y la respuesta con la cabeza fría, fue la misma. Que me perdonen las generaciones futuras, por haber hipotecado el futuro, pero Messi levantando la Copa del Mundo pesó más que todo. Lionel se la merece y el Fútbol tiene que aprender de merecimientos.

Boca está inserto en su propio laberinto, uno que aún cuando las mieles lo acompañaron, era enmarañado igual. Es difícil pensar que un proceso lleno de decisiones erradas pueda terminar en la cima y este no es la excepción. Es cierto que Boca ganó mucho en estos 4 años a nivel local pero también es cierto, que cada proceso (palabra repetida si los hay) fue traumatico.
El ciclo Miguel Russo arrancó reviviendo momentos gloriosos y terminó enredado en idas y vueltas con eliminaciones de Copa Libertadores injustas primero y contundentes después. Allí mismo Boca abrió su propio laberinto. Asumió Battaglia desde la reserva y un Boca sin luces ganó a nivel local pero fracasó a nivel continental. El jugador más ganador de la historia del Club, se fue despedido por el Consejo de Fútbol.
Como si estuviera dispuesto a tropezar con la misma piedra, Boca fue por el entrenador de reserva otra vez y aterrizó en Casa Amarilla, Hugo Benjamin Ibarra. Con un fútbol sin demasiadas ideas, Boca ganó a nivel local pero un flojo presente internacional que lo dejó al Negro fuera del club.
Parecía que Riquelme y el Consejo aprendían la lección y fueron a la carga por el Tata Martino, quien agradeció y se fue a disfrutar de Messi y las playas de Miami. Apareció entonces Almirón, más por su pasado que por su presente. Aquel Lanús lejano en el tiempo, peso más que un presente lleno de claro oscuros del entrenador y se puso el buzo Xeneize. Almirón se fue sin sumar títulos, jugando feo llegó a la final de la Libertadores, la perdió y después de siete años volverá a disputar la Sudamericana.
Como si fuera poco, hay elecciones y la candidatura de Riquelme a Presidente (hoy es Vice) se ve amenazada por la oposición quien lleva a un tal Mauricio Macri en la lista. Algunos recuerdan el paso del empresario como el más ganador de la historia del club, un paso que se dio de la mano de Carlos Bianchi, Palermo, Guillermo y un tal Riquelme. También, Macri usó Boca como plataforma política para llegar a la jefatura de gobierno porteño y a la presidencia de la nación. Boca se convirtió en un bunker Pro y fue más un espacio político que un club de fútbol. Daniel Angelici quiso emular los pasos de Macri, pero la fortuna deportiva no lo acompañó y después de la final perdida en Madrid, abandonó el club y no pudo iniciar su carrera política. Llegó Ameal y Riquelme para tratar de volver a los brillos de otras épocas
Hoy Riquelme se pone la campaña al hombro. Saca chapa por lo ganado y explica porque no se gana siempre. Hace halagos de las obras en la Bombonera, del superávit económico y que el Club, volvió a ser un “Club de fútbol “. Lo hace solo, poniendo la cara y sin consejos del Consejo. Se juega su propia patriada ante el poder que supo enfrentar. “Para el hincha es fácil, elije ser un club de fútbol o que usen al club para hacer política” para el socio podría ser fácil la elección, pero para Román, las dificultades están a la orden del día.

Los eventos deportivos internacionales como un espacio de intercambio global.
Cuando hablamos de deportes a nivel profesional y sobre todo cuando estos trascienden fronteras, ya no hablamos sólo de una actividad competitiva y un reglamento. La expectativa va más allá, todo lo que sucede se multiplica, redes de negocios, intercambios, líneas de comunicación, ventas, etc. Se trasforma en una verdadera industria económica, cultural, social y deportiva.
Dentro de la industria se decide que se puede y que no se puede mostrar. En Qatar por ejemplo, dar visibilidad a la perspectiva de género fue una de las grandes controversias de la Copa Masculina de Fútbol 2022. Como así también los derechos laborales y de las mujeres.
FIFA realizó un informe que presenta el número de casos de ciberacoso durante la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022. El mayor caudal se dio especialmente en el partido de cuartos de final entre Inglaterra y Francia. “Se detectaron y denunciaron más de 19 600 publicaciones ofensivas, al tiempo que se ocultaron automáticamente cerca de 290 000 comentarios”, dato que deja refleja la magnitud de este tipo de eventos. Los mensajes de odio en redes aumentaron como en ningún otro momento del campeonato en ese partido.
El 74 % de los mensajes de odio identificables procedían de Europa y Sudamérica. El 38 % de los que se pudieron identificar provenían de cuentas del viejo continente, y el 36% de Sudamérica, relevó FIFA.
Sin embargo, a partir de estos datos se reforzaron herramientas de protección para mejorar las relaciones internacionales y eliminar todo tipo de discriminación. En ese marco también es donde se hace protagonista la cultura de cada pueblo, su identidad y su lucha.
Es por ello que en la Copa Mundial Femenina FIFA 2023 las banderas de los pueblos indígenas de Australia y Aotearoa Nueva Zelanda se izarán en los partidos. Tras el reciente anuncio de que la FIFA se ha asociado con diversas agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se promoverán diversas causas sociales y la presencia de estas banderas es una de las acciones.
En los 64 partidos de la Copa se difundirán ocho mensajes concretos:
- “Unidos por la inclusión”
- “Unidos por los pueblos indígenas”
- “Unidos por la igualdad de género”
- “Unidos para terminar con la violencia contra las mujeres”
- “Unidos por la paz”
- “Unidos por la educación para todos”
- “Unidos para erradicar el hambre”
- “El fútbol es alegría, paz, amor, esperanza y pasión”

¿tarde o temprano?

La noticia fue presentada como un “Bombazo” por los mal llamados, medios nacionales. La buena nueva decía que la AFA comandada por Claudio Chiqui Tapia, planeaba reducir los descensos de tres a dos. Cuando me enteré de la noticia, mi interlocutor me increpaba diciendo “ser campeones del mundo, no les da derecho a hacer lo que quieran”, frase que logro sacarme una sonrisa en una mañana muy seria.
Mi sonrisa socarrona y burlona, no era un guiño a las acciones de calle Viamonte. Todo lo contrario, quería hacerle entender a mi enervado mensajero que la AFA nunca necesito ser campeón del mundo para hacer lo que se le de la gana, desde Grondona y hasta Tapia. La mala costumbre de cambiar el reglamento sobre la marcha, ya es algo habitual y ni hablar de como interpretarlo. ¿Recuerdan las horas periodísticas discutiendo si Patronato descendido y campeón de Copa Argentina podía ir a la Libertadores? Hasta último minuto había que “interpretar ” el reglamento. En fin, siempre hubo en AFA espacio para la doble interpretación.
Pero yo me pregunto ¿Qué es la AFA? Y me suena a la famosa pregunta política “¿Qué es el Estado?”. Después de preguntar e intentar definir que es el Estado en un país, la respuesta mayoritaria fue “El Estado somos todos”, entonces, la AFA ¿Quiénes son?. La respuesta es simple: La AFA son los clubes.
Si creemos que Tapia hace lo que quiere sin la mayoría de apoyo por parte de los clubes, estamos orinando fuera del tarro. La AFA son los clubes, Tapia construye poder en base a los clubes, los del ascenso y los de primera. Pocos, poquísimos son opositores al Chiqui y lo dicen abiertamente. Es preferible llevarlo al predio y regalarle una camiseta, que decir algo y luego el lacayo de Beligoy se encargue de que pierdas 7 puntos vitales para luchar el campeonato. Pero el poder lo construyen con los clubes de cómplices.
El torneo tiene muchos equipos y los ingresos de TV podrían ser más con un torneo de mayor calidad ahora, Boca y River hacen el caldo gordo y juegan igual un torneo multitudinario. ¿Se imaginan si Boca y River se plantan y no juegan pidiendo la reestructura? Ellos mismos dicen, que sin ellos no hay negocio, pero no hacen nada por mejorarlo. A quien beneficia cambiar el reglamento a mitad del río, tiene una lista larga de amigos y hasta enemigos de Tapia. De Cavagliatto a Rapisarda, nadie dice nada. El torneo vuelve a mostrar la hilacha y el silencio es estampa.
Nada va cambiar en la viña de Chiqui Tapia, nada. A pocos les interesa y a quienes quisieran saben que pelean solos y con un escarbadientes. Mientras tanto algunos ilusos creen que el poder de hacer lo que quieran se los da ser campeón del mundo. El poder se lo dan los clubes y cuando pasa eso lejos se está de hacer algo revolucionario. Total, el que pierde es el hincha, el televidente y el socio. El socio quizás si se despiertan pueden poner en los clubes presidentes y no obsecuentes, que coman las migajas de poder, que caen de la mesa de don Chiqui y su pandilla.