“Ojalá dure muchísimo tiempo”: la renovada comunión entre el equipo
albiceleste y la gente y el deseo de Lionel Messi.

“Quisiera que esto dure para siempre, casi tanto como una eternidad…”. Esta vez no fueron “Juanse” y Los Ratones Paranoicos. Quien hizo retumbar esas estrofas en la cancha de River fue nada menos que Lionel Messi, consagrado hace rato como mejor solista en el escenario del fútbol.

“Lo de la gente es impresionante, cada vez es más lindo disfrutar esto. La comunión del equipo y la gente nos ayuda. Este envión ayuda muchísimo. Es muy lindo que tengamos esa comunión y ojalá que dure muchísimo tiempo”, fueron las palabras de “la Pulga” luego del 3-0 ante Uruguay.

Messi acaba de romper un nuevo récord: marcó su gol número 80 jugando para el seleccionado argentino. Se agradece la “ayuda” del arquero Fernando Muslera, que acompañó el embate de Nicolás González y se desentendió de un balón que llevaba el efecto mágico de la zurda del “10”.

Pero el capitán del seleccionado argentino no se queda en esos números cada vez más impresionantes que acumula en su foja de servicios. Prefiere contar otros “porotos”: “Nos queda un partido más y sabemos que yéndonos de esta triple fecha con siete puntos nos acomodamos muy bien”, destacó considerando el empate 1-1 contra Paraguay en Asunción y palpitando el encuentro del jueves en el Monumental frente a Perú.

Aprobado en todo

Está en lo cierto la flamante estrella del PSG francés: otra victoria le permitiría al representativo de la AFA cantar 25 y quedar a dos puntos del “corte” de la eliminatoria pasada, los 27 del cuarto puesto de Colombia. Y si se suman las tres unidades pendientes del insólito clásico de cinco minutos con Brasil en San Pablo -se especula que habrá una resolución a
fines de octubre y que podría ser favorable al elenco albiceleste- la cosecha
igualaría a la del sinuoso camino hacia el Mundial de Rusia 2018.

Más allá del esforzado aprobado en matemáticas, le quedaron varias materias pendientes a aquella selección que dirigieron sucesivamente Gerardo Martino, Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli. El ciclo de Lionel Scaloni pinta muy diferente: a un año y pico de la cita mundialista hay resultados, hay equipo, hay funcionamiento, hay consensos sobre quiénes
tienen que estar y hay empatía con la gente. No es poca cosa.

Más allá de la exagerada, exitista y hasta oportunista metáfora de “La Scaloneta”, ¡qué lejana quedó aquella bizarra imagen de un DT del equipo argentino -en este caso, Carlos Bilardo- interpelado públicamente por los hinchas en el set televisivo de “Polémica en el fútbol”! Tiempos de un blanco y negro futbolero. Menotti o Bilardo: esa era la cuestión.

Las vueltas del fútbol

Y hablando de Roma… Como jugador del seleccionado argentino, Ricardo Gareca transitó por los lados de “la grieta”: debutó con “el Flaco” en 1981, silbado, y se despidió con “el Narigón” cuatro años después, ovacionado. Jugó 20 partidos, marcó seis goles y quedó afuera a último momento de la
lista de convocados para España’82 y México ‘86.

En el último caso, a pesar de haber marcado el gol decisivo que le permitió a Argentina sacar pasaje hacia tierras aztecas, en el angustioso 2-2 ante Perú del 30 de junio de 1985 en el Monumental de Núñez. Debieron pasar 33 años para que “el Tigre” pudiera cumplir su sueño mundialista, ya con
el buzo de técnico y luciendo otros colores. Paradójicamente, los de Perú.

Además de la experiencia en Rusia 2018, Gareca carga sobre el lomo cuatro Copa América como DT del seleccionado vecino. El partido del jueves ante Argentina será el número 86 de una gestión que no atraviesa su mejor momento. La clasificación a Qatar 2022 encuentra a Perú complicado: tres triunfos, dos empates y seis derrotas, aunque a cuatro puntos de la línea de repechaje con siete presentaciones pendientes.

“Ahora tenemos que sumar en Argentina”, aseguró el exentrenador de Talleres luego de un traspié que no tenía en los papeles: el 0-1 con Bolivia en La Paz. El hombre que hace tres años se convirtió en héroe nacional de Perú sabe que las cosas pueden complicarse para él y para su equipo si al menos no salva un puntito en Núñez. Tiene claro que nada dura para siempre. Aunque seguramente hará todo lo posible para evitar que la cancha de River nuevamente sea sinónimo de fin de ciclo de selección.