La Selección Argentina reaccionó antes del final y logro un empate a dos contra las campeonas africanas.
Los días previos fueron de nerviosismos. La Selección Argentina se encontraba ante la mejor oportunidad que ha tenido de lograr su primera victoria en una Copa Mundial Femenina. El contexto parecía ideal, pero sumamente complejo para quienes, en la primera gran cita a la que asistían, solo eran vistas por sus familiares, amigos y un pequeño grupo de seguidores del abandonado fútbol femenino.
En esta ocasión, la TV Publica llegaba a un histórico primer puesto del rating televisivo con un pico de 10.4; una pantalla ubicada en la Plaza España y una en el centro cultural La Piojera, le ponían color a la Ciudad de Córdoba y las grandes tendencias en las redes eran en completo apoyo. Hasta las críticas en la previa contextualiza el momento de gran exposición que estaban viviendo. Todo había cambiado.
Argentina salió en un estadio neozelandés dónde sobresalía el albiceleste y sonaban los cantos que tanto tiempo soñaron escuchar. El himno fue aún más emocionante que en el debut. La pelota empezó a rodar y el juego físico, resignando el futbolístico, también.
Durante el transcurso de la semana, la velocidad de Sudáfrica fue el tema a tratar por el cuerpo técnico de Germán Portanova, entrenador nacional. Preocupaciones que fueron acertadas, ya que una mala salida del equipo argentino y un fino ataque veloz dejo a dos jugadoras, mano a mano, con Vanina Correa, la arquera que ha jugado todos los mundiales con la Albiceleste. Le basto con un empujón a Linda Motlhalo para abrir el partido (30′).
El juego físico no les favorecía. Habían comenzado imprecisas comentó Paulina Gramalia post-partido y eso pareció ver el técnico que decidió sacar a sus dos mediocampistas centrales (Lorena Benítez y Daiana Falfan). Pero la velocidad y la presión seguía siendo la pesadilla del bloque defensivo. Tanto como ver a Aldana Cometti cometer su primer error en todo el mundial (perderla en una presión) y observar con frustración como Thembi Kgatlana ponía el 2-0 en 66′ y destruía las ilusiones.
Cuando todo parecía acabado, las jugadoras argentina salieron a buscar el descuento. Al igual que con Italia, mucho corazón y nada de fútbol. Con eso le basto a Sophia Braun, que poco entiende de contextos. La jugadora que vivió toda su vida en Estados Unidos y no sabe español apunto en 74′ al arco desde afuera del área y ¿por qué no probar?
Después del descuento parcial, fue una arremetida argentina que terminó con un gran centro de Yamila Rodríguez y hermoso cabezazo al segundo palo de Romina Nuñez, la goleadora del torneo local. Dos ex rivales de títulos se abrazaban para darle el empate final y conseguir el tercer empate en copas del mundo.
Lo que le queda a la Selección
Argentina cerrará el Grupo G el próximo miércoles (2/8) cuando se enfrente a una de las candidatas, Suecia. Partido que comenzará a las 04.00 de la madrugada.