Esta columna no busca hacer “justicia” porque el fútbol es “injusto” desde sus albores. Basta con tomar una ficción como la de Netflix, donde en la serie Un Juego de Caballeros se muestra el comienzo de la hoy, Liga Inglesa. Allí el equipo de la Asociación, el que siempre ganaba y sus players eran los directivos que ponían las reglas, ante un rival que los supera y les empata el partido, deciden jugar otro partido, otro día, cuando se acostumbraba a jugar un tiempo extra ante el empate. Pero las reglas las ponen ellos.
Si usted prefiere la realidad y no la ficción podemos pensar en el Penal de Sensini a Voller en Italia 90. Si queremos ejemplos locales todavía hoy se reclama que Antonio Roma se adelanta para atajarle el penal a Delem. Todas las “injusticias” podían derivar en persecuciones o sólo entender que el árbitro era humano y muchas cosas no podía detectar. Claro, eran épocas sin tecnología y la interpretación del árbitro, era lo que definía todo. Entonces, el beneficiado con el error defendía la soledad y la inmediatez en la que el árbitro debía decidir, igual que el el Juez de Línea.
El perjudicado hablaba de trampa, arreglo, animosidad y cuantas palabras se acercarán a la corrupción. Los programas deportivos discutían si el referí era bueno, malo o simplemente un “ladrón” que por alguna rebuscada razón quería que uno gane y que el otro pierda. Y así, pasaron años y años debatiendo y parecía que sería así, por los siglos de los siglos. Pero alguien de entre el montón, levantó la mano y dijo traer la solución: el VAR.
Este árbitro asistente con el video de aliado, venía a terminar con las injusticias y traer la verdad de todas las verdades. Era el terror del periodismo que ya no podría debatir si fue penal o no, si fue gol o no, si fue offside o no. De alguna manera venía a terminar con la interpretación del árbitro. Con el video, era o no era, simple. Sin embargo, pasaron cosas.
Como las que sucedieron la noche del domingo en el Kempes, donde jugaban Talleres y Banfield. En el costado del área grande el defensor albiazul Gastón Benavidez se preparó para rechazar la pelota en soledad. Por atrás vino a toda velocidad Milton Giménez del Taladro desesperado por evitar el despeje. Va con su pierna muy estirada y alta. Alcanza a puntear el balón y se da el contacto. En el contacto, se pueden interpretar dos cosas: que el empeine de Benavidez le pega a la suela de Giménez o que Giménez le pone los tapones en el empeine de Benavidez, con la típica plancha. El árbitro Darío Herrera, interpreta lo segundo pero…..El árbitro VAR lo llama a Herrera para que vea la jugada en la pantalla. Allí, en reiteradas ocasiones y en cámara lenta la situación describida. Ahora Herrera tiene que interpretar las dos posibilidades y sin un gesto de autoridad, prefiere interpretar lo que el VAR quiere que interprete, para eso lo llamó. Entonces penal, gol y triunfo de Banfield.
Para el hincha de Talleres, un robo. Para el de Banfield una interpretación. ¿Cuál es la verdad? La verdad es que el VAR llegó para tratar de evitar las injusticias. Para que esos errores gigantes como un elefante no pasaran más. Pero para lo que no vino es para que el árbitro INTERPRETE una jugada, porque sino, no sirve. No sirve porque lla cámara lenta y la posición de las imágenes dan una perspectiva y esta debe ser tajante, indiscutible e indebatible. Pero mostrar imágenes para que el árbitro siga usando su interpretación, solo hará más “injusto’ al fútbol y la herramienta del video, deja de servir.
El terror del periodismo, que iba a quedarse sin debatir, solo le trajo más horas y horas de discusión sobre las jugadas y las decisiones del VAR. ¿Por qué se llama en algunas jugadas y en otras no? Bueno, no podría llamar al árbitro todo el tiempo, entonces….el árbitro VAR llamará, según su interpretación. Mientras la herramienta no se use sólo para las cosas que son clarísimas y que el árbitro por alguna razón no cobró, su llegada al fútbol sólo embarra más la cancha. Sólo genera más sospecha, solo genera más duda, solo genera más debate. Al final, el fútbol sigue rigiéndose por la interpretación del árbitro. La diferencia es que hoy son 6 y con el video de las jugadas. La tecnología solo parece ser un gran negocio y nada más.
Las injusticias nunca acabarán y el VAR no las terminará, esperemos que el VAR, no termine con el fútbol …