Juan Román Riquelme, es el máximo ídolo de la historia de Boca. Casi nadie se animaría a discutir está afirmación. Ni siquiera el aura de Diego Maradona pudo con él, en algún plebiscito hecho, Bombonera mediante. Riquelme no solo consiguió ligas, Copas Libertadores e Intercontinental, sino que consiguió un hito aún mayor: le cambio el paladar al hincha de Boca.
Atrás quedaban ídolos de fines del ochenta como Hrabina y Giunta. O de principios de los 90 como Mac Allister o todo aquel jugador que tuviera esa garra Xeneize. Román les brindó fútbol champagne y los hinchas agradecidos. Siempre se aplaudirá a un Nández, pero después de Riquelme, siempre se exige algo más.
Ya retirado, Riquelme decidió jugar el partido más difícil: ser dirigente. El oficialismo de Angelici se reunió con el, intentando llevarlo para su molino, sin lograrlo. Algo que si logró la oposición, de la mano de Ameal y Pergolini, llevándolos Riquelme a ser oficialismo y de paso Román, era el dueño del fútbol Xeneize.
En su primera incursión, Riquelme hizo las pases con Tévez y no se fue ningún jugador importante. Si armó un Consejo de Fútbol, el cual lleno de amigos, como Bermúdez, Casino o Delgado. Trajo a Miguel Russo como entrenador y se quedó con un título de arrebata, justamente a la bestia negra del Xeneize, el River de Gallardo. Pero la obsesión en La Boca es la Libertadores y allí Boca, se llevó un fiasco. Poco importó el bicampeonato con la Copa Maradona, la noche que en Brasil, Santos lo eliminó 3-0.
Pasó la eliminación a River por Copa de Liga, pero sin final de ese torneo y los cañones apuntaban a la Copa 2021. Se fueron Zarate Soldano, Buffarini, Andrada y Tévez dijo estar vacío. Para pensar en la Copa, necesitaban refuerzos. Román tenía el desafío de armar el equipo para ganar la Copa, desde los octavos de final en adelante. Pero no todo salió como se esperaba.
Los refuerzos de jerarquía no llegaron. Dos jugadores de Huracán (Briasco y Rolón) uno de Lanús (Orsini) el regreso de Weigandt. No aparecieron por Ezeiza ni Roger Martínez, no Borga, ni Advíncula, ni Di Santo, ni Benedetto, ni Torreira, ni Cavani. Por lo menos no hasta ahora. Y hoy, ya pasó el primer “Chico” ante Mineiro y fue 0-0 de Local. El Consejo sigue tratando de cerrar refuerzos para una Copa, de la que puede estar fuera el martes a la noche. ¿Impericia? ¿Mercado difícil? ¿Falta de experiencia? ¿Se confió Román que con un llamado alcanza? Todo puede definirse en 90 minutos.
Cuando arranqué escribiendo la columna, me hacía una pregunta y la usé como título. Después de revisar todo el recorrido, tengo muchas ganas de quitarles los signos de interrogación…