Messi vs. Neymar, un cruce soñado e inédito en la Copa América.
Ser o no ser campeón. Para Messi y Neymar, esa es la cuestión. La Copa América de la pandemia se cerrará con las máximas figuras de Argentina y de Brasil disputándose en la cancha uno de los títulos que les resulta esquivo. El que tampoco pudieron ganar Maradona y Pelé, los astros que – virtualidad mediante- inauguraron el certamen el pasado 13 de junio, en el emotivo homenaje al Diego que se proyectó en el césped del estadio Mané Garrincha de Brasilia. D10S y O Rei, hay que decirlo, levantaron alguna vez el máximo trofeo de la FIFA. Otra cuenta pendiente que, en todo caso, Leo y Nei tratarán de saldar el año que viene en el Mundial de Qatar. Lo más cerca que estuvieron de lograrlo fue hace siete años, en el Maracaná.
Los exorcistas
Para el jugador ¿del Barcelona? se trata de la cuarta final sudamericana en seis participaciones. Desde el “Pachencho” Romero de Maracaibo al Maracaná de Río de Janeiro, pasando alguna vez por el Estadio Kempes, “la Pulga” ha recorrido un largo camino en el torneo de selecciones del continente. En un trajín que suma 14 años, el capitán del senior team de la AFA cuenta 31 partidos y tres definiciones perdidas entre su debut en Venezuela 2007 de la mano del “Coco” Basile y las posteriores ediciones de 2011, 2015, 2016, 2019 y 2021, con Sergio Batista, Gerardo Martino y Lionel Scaloni en el banco.
Para el delantero del PSG es la tercera incursión copera y la primera vez que logra pasar la barrera de Paraguay y los cuartos de final. El brasileño estuvo en Argentina 2011 y Chile 2015, y también paseó su talento y sus goles por “el Chateau”. Después pegó el faltazo en Estados Unidos y Brasil. En 2016 “el Barsa” lo puso en una disyuntiva y él terminó optando por jugar y ganar los Juegos Olímpicos. En 2019, quedó afuera por lesión.
También en responsabilidad Messi duplica a Neymar. Carga con la mochila de romper el hechizo que persigue al seleccionado albiceleste: 28 años y ninguna flor. Desde aquella vuelta olímpica de 1993 en Ecuador pasaron 10 ediciones de la Copa América. En cinco de ellas, la alegría fue brasilera.
Una Copa en el VAR
No se trata de una tentación fácil o de una reducción marketinera. Personalizar la final termina siendo un acto de rendición ante la evidencia. Messi y Neymar han sido artífices de los mejores destellos de sus equipos y le han dado el salto de calidad a dos expresiones con algunos picos y demasiados baches. Argentina todavía no encuentra una identidad, lo sabemos, pero a Brasil no hay mucho que envidiarle más allá de ese gran volante central que es Casemiro. Y las ayuditas del VAR, por supuesto.
Al presidente de la CONMEBOL le salió el tiro por la culata cuando quiso congraciarse con los peruanos desde su cuenta de Twitter, mientras se viralizaba la imagen de un claro penal que quedó impune en la semifinal entre el equipo que dirige “el Tigre” Gareca y el combinado anfitrión.
“Gran trabajo de Perú. Un equipo que jugó con garra, corazón y ahora competirá por el tercer puesto… ¡Mucha suerte en ese partido y en los que vienen!”, escribió Alejandro Domínguez. Las respuestas fueron menos amables pero sonaron más sinceras, con términos recurrentes como “Corrupbol” y “VARsil” y alguna tardía invocación de tono maradoniana:
“¡Domínguez, la pelota no se mancha!”.
El domingo, entonces, habrá que mirar al cielo e invocar al Diego para que ilumine a su mejor heredero de la camiseta número “10”. Y esperar que en la tierra los árbitros no sigan repartiendo bendiciones y vendiendo indulgencias al dueño de casa. La Conmebol ya jugó para Brasil cuando mudó la sede entre gallos y medianoche y dejó pagando a Argentina. Al menos adentro de la cancha, que gane el mejor.