Argentina pasó con autoridad la primera ronda de la Copa América. Ganó casi todo, y lo que no ganó mereció hacerlo. Léase Chile en la primera fecha. El entrenador hizo lo que debía, probó cambios tácticos, promovió el descanso de futbolistas que parecían agotados y le dio a Messi todas las prerrogativas merecidas.
El equipo tuvo momentos brillantes con jugadas estupendas como los dos goles de Alejandro Gómez. Y tuvo precisamente al Papu Gómez, como impensado socio preferido de La Pulga, ahora pidiendo pista en cuartos de final. Pero también tuvo lagunas oceánicas, como el segundo tiempo contra Paraguay. “No nos generaron peligro” declararía Scaloni con razón, pero nadie quiere a una argentina cuarenta minutos en propio campo.
Hoy por hoy parece haber certezas, aunque el entrenador se empecine en ponerlas en duda.
El Dibu Martínez, al arco; Molina por la derecha, Romero como primer central y Acuña por la zurda, por más que para el DT Taglifico esté en carrera. El otro central se lo dejo a los lectores que saben mucho más.
El medio no repitió nunca la fórmula, sin embargo por porfía y convicción, muestra a un Paredes indiscutible, un De Paul con despliegue y promedio de merecer y un Lo Celso necesario. El bis de Guido Rodríguez, con gol incluido hace honor al refrán que manda en cana a don seguro.
Y arriba el punta y hacha se hace pata de gallo. Porque aparecen más de dos para repartirse lo poco que queda. Para este servidor, Messi es Mesías como D10S, imprescindible y Lautaro Martínez titular titular con gol o sin gol. Será cuestión que Di María, Nico González y Alejandro Gómez se peleen por completar la trilogía. Sin beneficio de preferencia, los tres hicieron lo suyo y, por distintas razones, merecen estar.
Será Scaloni quien, en defensa propia y por bien social , elija entre la abundancia. Porque así parece ser la dificultad mas deseada. Tener dos o tres jugadores por puesto es un privilegio que en esta Copa América sólo padecen Argentina y Brasil.