La Liga Profesional ya le bajó el pulgar al dirigente de San Lorenzo e influencer televisivo. “Chiqui” Tapia va por la suma del poder en el fútbol argentino.

Termina el 2021. Y también el reinado de Marcelo Tinelli en la Liga Profesional de Fútbol. Sólo falta la formalidad de la asamblea del próximo 11 de enero para que el animador se vaya con la música y el baile a otra parte. La mitad más uno de sus pares ya cocinó el asunto esta semana al mejor estilo MasterChef. En la pantalla del fútbol también se le cayó a pedazos el rating al camaleónico influencer de la TV.

Ni siquiera su oscilante relación con los gobiernos de turno pareciera poder salvarle la cabeza esta vez. Aunque la tenga grande. Envalentonado por la medalla de oro que se colgó en la Copa América y también por el golazo que clavó al mejor estilo Di María -el ascenso de su Barracas Central- Claudio “Chiqui” Tapia ahora va por todo.

El presidente de la AFA entiende que Tinelli es quien estuvo moviendo algunos hilos para que la Justicia impugnara la asamblea del Zoom 2020 que le aseguró “el Sillón de Grondona” hasta la mitad de esta década. Ya se miraban con recelo desde que el entonces yerno de Hugo Moyano, todavía lejos del brillo de su cargo, su jopo y sus cadenas, oficiaba de “puntero” de Luis Segura para la elección que terminó en el escandaloso 38-38 del 3 de diciembre de 2015, con “el Cuervo” en la otra vereda.

Durmiendo con el enemigo

Cristian Malaspina, mandamás de Argentinos Juniors y vicepresidente 1° de la LPF, fue quien dio el puntapié inicial en este partido con tufillo político: “La falta de gestión se está llevando puestos a todos los clubes. Tinelli debe reconocer que evidentemente no tiene tiempo ni ganas de conducir este barco”.

“Lo que necesita la Liga son dirigentes 100% comprometidos con la gestión. Y Tinelli, por lo visto, no lo está”, añadió Nicolás Russo, extitular de Lanús y secretario ejecutivo de la AFA, al justificar el petitorio para remover del máximo cargo de la Liga al dirigente de San Lorenzo y polifacético hombre de los medios.

Aunque no estuvo entre las voces cantantes, Juan Román Riquelme decidió ponerle el cuerpo al pedido de renuncia de Tinelli el martes pasado en Puerto Madero. La jugada del ídolo xeneize no pasó inadvertida: nunca Boca Juniors había sido representado por su vice 1° en una reunión. Otro disidente que se sumó a última hora fue “la Academia”. Vaya paradoja.

¿Y por casa? Talleres, el único club cordobés de la elite del fútbol argentino, por ahora decidió mantenerse entre los neutrales, a pesar de ser uno de los más críticos respecto a la comercialización de los derechos de televisación del campeonato, uno de los temas sensibles de la Liga.

Seis años atrás, la entidad de barrio Jardín acompañó la candidatura de Tinelli en la AFA y uno de sus dirigentes, el actual vicepresidente 3° Rodrigo Escribano, tuvo un rol central como miembro de la Junta Escrutadora.

El mandamás albiazul Andrés Fassi le reconoce a su par azulgrana una impronta de gestión más cercana al Fútbol SA que él pregona, aunque por lo bajo suele criticarle sus desmanejos económicos y diferenciarse de él.

“Chiqui” tapa

Refugiado en campo propio (el que tiene en el balneario uruguayo San Ignacio), Tinelli metió un rápido contragolpe: “Por mi formación y mis valores, considero a la desestabilización institucional un golpe artero, no sólo a las autoridades que fueron legítimamente electas en forma oportuna, sino también a la vida de la organización que se trata de violentar”, señaló en un comunicado. En las redes sociales hizo silenzio stampa. En su último posteo en Twitter replicó palabras que seguramente le endulzaron los oídos en medio de tantas críticas: “Lo quiero, lo respeto, lo admiro, y mucho”, le había escrito la bailarina, modelo, actriz y animadora Laurita Fernández.

El presente de Tinelli está en las antípodas de aquel glamoroso desembarco en la AFA de la anillada mano de Julio Grondona, el 12 de octubre de 2012. De aquel mediodía en Mendoza, en la víspera del partido por eliminatorias entre Argentina y Uruguay, se recuerda la llegada de ambos al Hotel Intercontinental: un “Don Julio” de desacostumbrado perfil bajo, opacado por su achaques y también por un ladero ataviado con pilcha importada, anteojos oscuros, sonrisa de TV y una línea de tres patovicas.

Aquel fue el trampolín que al polifacético conductor -también metido en el voleibol y en el básquetbol- lo llevó a ocupar dos puestos estratégicos en la AFA: secretario general de Prensa y Comunicación y vicepresidente de Selecciones. Fue él quien arrimó al español Javier Tebas, el CEO de la Liga Española, para convencer a los dirigentes de nuestro fútbol sobre las bondades de una estructura autónoma y paralela para la máxima divisional.

La Superliga Argentina fue anunciada el 27 de junio de 2017 como la cura de todos los males de la pelota, pero no alcanzó a soplar las tres velitas. El 19 de mayo de 2020 fue reemplazada por la Liga Profesional. Por entonces, Tinelli, que dejaba de presidir la vieja estructura y pasa a encabezar la lista de autoridades de la nueva organización, hablaba de “un cambio de época”,
de “una bisagra en la historia del viejo y querido fútbol argentino”.

Quizá la existencia de la LPF sea aún más efímera que la de su antecesora. Tapia ya movió los peones, puso en jaque a su principal competidor fuera de la cancha y en cualquier momento patea el tablero. “¡Larga vida al Rey!”.