Más que un simple Coordinador de Selecciones
Argentina no tenía un buen mundial allá por 1974. Todos aquellos nombres, que desde la década del 30 nos ponían en consideración del mundo futbolero, no eran suficientes para que la Selección consiga un logro. Es más, siempre estaba rodeada de distintos problemas organizativos y para los clubes la Selección no era prioridad.
Para la mitad de la década del 70 los argentinos campeones del mundo jugaban en una selección extranjera. Aquel subcampeonato en el primer Mundial de FIFA quedaba lejos y sabia a poco. Fue entonces que llegó a Ezeiza un flaco elegante, con el pucho encendido. Como jugador, un exquisito. Como entrenador, venia de poner a Huracán en lo más alto del olimpo argentino. Así llegó Cesar Luis Menotti a un lugar del que parece nunca haberse ido.
Menotti revolucionó el fútbol nacional y sumó la primera Copa del Mundo a nuestras vitrinas. Fue el autor intelectual de ese título y tiene hoy la posibilidad de ser alguien fundamental en una nueva estrella, esa que se niega desde el 86. Para ello, Menotti recorrió un camino que lo volvió fundamental en la historia y también en el presente.
Camino al titulo
Menotti asumió y empezó un proyecto único para la época y para la historia de nuestro fútbol. No solo luchó para que la Selección sea prioridad, sino que recorrió a lo largo y ancho nuestro rico suelo buscando jugadores para su proyecto. Aquí en Córdoba lo sabemos bien, porque varios de nuestro fútbol fueron parte de la historia grande del seleccionado, gracias a ese trabajo de Menotti.
El mundial de 1978 en nuestro país puso al Flaco frente a su gran desafío. El equipo fue de menor a mayor, que por resultados debió dejar Buenos Aires y recaló en Rosario. Si, en la Rosario natal de Menotti y como si fuera poco, en el Gigante de Arroyito su lugar en el mundo. La Selección llegó a la final y le ganó a la sensación europea de la época, Holanda, que venía de ser segunda en Alemania 74.
La situación política argentina siempre estuvo latente. La dictadura militar empañó para algunos el logro de Menotti. Pero no era solo el fútbol lo que funcionaba durante la dictadura. Todos los otros aspectos y actividades sociales, siguieron la normalidad en esas épocas oscuras. Sin embargo, nadie sufrió tanto el dedo acusador de la complicidad como aquella Selección.
La visita de Jorge Videla al vestuario peruano y la renuncia de varias estrellas holandesas a la hora de venir a la argentina, siempre son recordadas. Nada debería empañar aquel andar del equipo del Flaco, con Kempes como figura y con nombres como Fillol, Galván, Pasarella, Ardiles, Bertoni y otros. Nada debería empañar el enorme trabajo de Menotti en la preparación de ese Mundial y en como la Selección desde allí en adelante fue prioridad, para quienes dirigen la AFA y los clubes.
Constructor del presente
Cuando Claudio Tapia llamó a Menotti para que sea el coordinador de Selecciones Nacionales, Lionel Scaloni era un entrenador interino y sin contrato. El Flaco antes de dar nombres y demás ideas prefirió reunirse con Scaloni y todo su equipo de trabajo. Conocerlos, saber que pensaban, cuáles eran sus ideas y opiniones de fútbol, le pareció mas importante que tirar sobre la mesa, nombres pesados para la dirección técnica. En esa charla conoció un grupo de trabajo firme y con ideas claras, sin “venta de humo”, honesto y trabajador. Fue por esas razones que Cesar insistió ante el presidente de AFA para que el grupo de trabajo liderado por Scaloni, firme contrato al menos hasta el fin de las Eliminatorias.
Esa confianza fue pagada con creces. El grupo se afianzó y llegó a inculcar sus ideas a los jugadores. Logró hacer feliz a Lionel Messi y todo encontró su punto culmine, en Brasil. El Maracaná, el gol de Di María, Messi con la Copa, inmejorable. Cuando todo era alegría, Mbappe dijo que “los sudamericanos no tenían roce de calidad entre ellos” y eso los ponía por debajo de los europeos, ante la posibilidad de ser candidato en Qatar. Así fue Argentina hasta Londres y atendió a Italia, el campeón europeo, con una paliza que valió un nuevo título oficial. El mejor partido de la era Scaloni y la confianza del grupo por las nubes. “Que Mbappe venga a jugar con Chacarita” devolvía Menotti la chicana futbolera. El Flaco volvía ser parte de un proceso que ya es exitoso en la Selección.
Cesar Luis Menotti fue el constructor de un cambio enorme en el fútbol argentino. No solo por un estilo de juego, sino porque convirtió a la Selección en la prioridad. Hoy, es parte importante de la reconstrucción de una selección que logro mucho y pocos valoraron y que ahora, esos mismos que no valoran, le buscan algún detalle a este presente ganador y esperanzador.
“Solo la muerte me puede alejar del fútbol” dijo Cesar Luis Menotti hace poco en una radio rosarina. Permítame dudarlo Flaco, lo que usted construyó vivirá por siempre. Los legados no se borran y mucho menos cuando los logros llegaron sin traicionar las formas. “La Selección debe representar una forma de vivir, del sentimiento de las masas, de lo popular. No me gusta ganar de cualquier forma, las formas importan y mucho.” Gracias por tanto Cesar Luis Menotti.