Las lesiones de Agüero, Alario e Icardi le dieron a Dybala la chance de
volver a la selección y pelear con Lautaro Martínez y Ángel Correa por un
lugarcito en la ofensiva al lado de Messi.

Messi y uno más. Scaloni, el otro Lionel, tuvo que hacer malabares para ponerle nombres propios a los elementos que puedan completar la fórmula ofensiva que lo llevó a la consagración en la Copa América. No es el único.

Qatar 2022 está a la vuelta de la esquina y hay que recuperar el tiempo y las fechas que la pandemia se llevó. El largo camino hacia el Mundial encontró algunos atajos y, más allá de los palos en la rueda que pusieron cuatro de las ligas más expectantes del Viejo Mundo, el recorrido señala una triple fecha que en una semana mostrará al seleccionado argentino moviendo la pelota en Caracas, reversionando la última final continental en San Pablo y haciendo cuentas con el pitazo final sonando en Buenos Aires.

En la planilla de los 31 convocados para los partidos ante Venezuela, Brasil y Bolivia, el regreso del cordobés Paulo Dybala es la gran novedad. El delantero de Juventus de Italia solía ser fija en los primeros tiempos de la era Scaloni. De hecho, figuró en las primeras 11 citaciones del entrenador.

Pero una serie de hechos desafortunados -una gastroenteritis le impidió estar ante Ecuador (1-0) y Bolivia (2-1), y faltó ante Paraguay (1-1) y Perú (2-0) por “presentar síntomas generales genitourinarios”- lo marginaron de los cuatro primeros juegos de la clasificación mundialista el año pasado.

Pintado

“La Joya” tampoco estuvo en los recientes compromisos de junio ante Chile (1-1) y Colombia (2-2), aunque en esta oportunidad no hubo impedimento físico o caso de fuerza mayor. “En estos últimos meses Paulo no estuvo jugando y es importante que llegue con ritmo. Siempre lo vamos a tener en cuenta y esperamos que recupere su nivel”, argumentó Scaloni.

Se especulaba que más temprano que tarde el ex Instituto ocuparía otra vez un lugar entre los elegidos, pero el DT redobló la apuesta para Brasil 2021. La decisión, al menos llamativa, privó a Dybala de dar la vuelta olímpica en el Maracaná y antes conocer in situ el flamante mural que lo incluía junto a glorias del equipo nacional en ese predio de Ezeiza que todavía -y a esta altura ya nadie sabe por qué- se identifica con el apellido Grondona.

La decisión desconcertó al actual presidente de la AFA Claudio “Chiqui” Tapia, quien en cierto modo también quedó dibujado tras haber bendecido a Paulo -con tortita de cumple incluida antes de la última presentación en el Kempes- como la figura del futuro de nuestra selección. Con “Don Julio” no hubiera pasado. “Mire, José… El pibe tiene que estar porque Alemania está llena de gigantografías de Adidas con la imagen de él”, le señaló a Pekerman cuando el entonces seleccionador le mostró la lista de buena fe que, sin la presencia de Messi, iba a anunciar para el Mundial 2006.

Volver

Pasaron 21 meses y 13 partidos desde la última aparición de Dybala con la camiseta celeste y blanca. El antecedente se remonta al amistoso que Argentina empató 2-2 ante Uruguay en Tel Aviv, el 18 de noviembre de 2019. Fue el partido número 29 del jugador de Laguna Larga integrando el team de la AFA, donde debutó en 2015 bajo las órdenes de Gerardo Martino y luego formó parte de los ciclos de Edgardo Bauza, Jorge Sampaoli y Scaloni, sin poder confirmar nunca todo lo bueno que hacía en el fútbol italiano a la par de Cristiano Ronaldo y mucho menos el mote de sucesor que muchos ya le colgaban pensando en el día después de Messi.

Ahora le toca sumarse a un equipo que acaba de sacarse el estigma de “segundón” y que muestra a su DT -más por necesidad que por convicción- desafiando a aquella máxima futbolera de “equipo que gana, no se toca”.

Las lesiones de Sergio Agüero, Lucas Alario y Mauro Icardi abrieron una rendija para que Dybala pudiera colarse en ese abanico de alternativas que completan Ángel Correa (el de mejor presente, en Atlético de Madrid) y Julián Álvarez. Después se sumarán a la aventura ofensiva los volantes con llegada, carrileros, extremos o como se llamen esos tipos animosos, pero esa es otra historia. Paulo es el sexto entre los hombres de avanzada que pugnan por ocupar ese lugarcito bien cerca del arco contrario. Y de Messi.

¿Adónde está el copiloto? El dilema de Scaloni es definir quién acompaña a un “Pulga” sin el pesado lastre de otros tiempos pero con apenas 30 minutos de rodaje tras mirar y tocar la Copa y todo lo que pasó después: unas largas vacaciones en Miami e Ibiza, la inesperada y dolorosa despedida del Barcelona y el desembarco a ese mundo nuevo y fastuoso que es el París Saint Germain, donde le acaban de dar la “bienvenue” con ovación, pedidos de selfies y alguna que otra patadita también.

Fue el 6 de julio de 2017, justamente ante Venezuela y en eliminatorias mundialistas, cuando “la Pulga” y “la Joya” coincidieron por última vez en una formación titular. “Es difícil jugar con Messi”, declaró después Dybala. Y lo sacaron del contexto y del radar. Quizá ya sea hora de tirar aquel recorte a la chimenea para que de una buena vez aparezca el humo blanco. ¿Habemus dupla?