Iván Radicci y Pablo Ferrero, son jugadores del club Bella Vista que milita en la Liga Cordobesa de Fútbol. Decidieron hacer una broma, de las pesadas, a unos colegas de All Boys y no tuvieron mejor idea que jugar a ser barrabravas. Se camuflaron detrás de unas improvisadas capuchas, camisetas del club en el pecho y un arma de fuego en la mano. El revolver se pasea por el vídeo como la vedette y los proyectiles, hacen su aparición junto a la triste frase “hay balas para todos”. La broma parece tan real, que no asombra. Es que lamentablemente, las barras violentas, inundan el fútbol.
El vídeo se viralizo. En estas épocas dónde hay exceso de comunicación, era obvio que esto iba a pasar. Claro, no se decía que el contenido del vídeo era una broma y llegó a los medios, como un acto más de estos tiempos violentos. La Justicia actuó rápidamente y se puso a investigar el hecho. Cuando se supo quienes eran los protagonistas del vídeo, pidió la orden de detención. Los involucrados se convirtieron en prófugos y desde la clandestinidad, hicieron otro video contando la broma. Con los días, terminaron esposados y detenidos.
La Liga promete un castigo ejemplar. Quizás hasta expulsarlos de las competencias de por vida. El Entrenador de Bella Vista, tiene pruebas en su teléfono, de que todo se trató de una broma y tiró una frase que duele y obliga a pensar “Si los echas solo le ofreces más marginalidad”. Y claramente, hay que dejar un rato la moralina de lado y pensar en los porqué.
¿Que los llevó a realizar ese tipo de broma? Quizás lo que los rodea este lleno de violencia y estás prácticas sean comunes. Hasta quizás, realmente sea “gracioso” entre ellos jugar a los matones. Y lo interesante para analizar sea, que quizás el fútbol, sea la puerta para salir de ese entorno. Porque el fútbol no solo son los petro dólares del PSG, los súper profesionales clubes y los multimillonarios jugadores. El fútbol de las ligas del interior, de las ligas de los barrios, siguen siendo lugares de contención, para los sectores más vulnerables de la sociedad. Porque en esta sociedad agrietada, por un sistema desigual, que expulsa a quien no le es útil, donde pocos tienen muchísimo y muchísimos tienen poco, los clubes de barrio, siguen siendo el lugar donde la esperanza es más grande que las mansiones que algunos tienen.
¿Deben ser castigados? Yo prefiero pensar que deben ser educados y no es solo el castigo, la forma de enseñar. Estamos frente a la oportunidad de explicar porque los clubes son “Sociales y Deportivos”. Estamos ante la oportunidad de demostrar que en el fútbol no todo es negocio. Ojalá el fútbol no los expulse, como hace el sistema día a día. Ojalá más que la sanción, la lógica sea la ejemplificadora.
No pierdo la esperanza, de que así sea.