De un día a otro, de un resultado a otro, casi a la velocidad de la luz, el fútbol argentino fue bastardeado y menospreciado como pocas veces. El River de Gallardo, dejaba atrás sus épicas noches y el Mineiro lo vapuleaba como pocas veces lo hicieron al equipo de Napoleón. Pero Gallardo tiene espalda y no hubo crisis en Nuñez. La crisis se trasladó a todo el fútbol argentino.
Es que después de ese cotejo, los medios de comunicación, sus periodistas, algunos dirigentes y hasta un puñado de hinchas pusieron un tema sobre la mesa: es imposible competir contra los brasileños. Aparecieron los economistas y los estadistas. La economía en Brasil es más fuerte que en la Argentina y eso le da un poderío distinto a los clubes cariocas. Los refuerzos que llegan a Brasil, jamás llegarían a nuestro país y las figuras de nuestras pampas, también emigran para allá.
Los datos son correctos. Pero borraron de un plumazo, que la temporada pasada, Lanus y Defensa definieron un torneo continental. Se olvidaron de las cinco semifinales de River. Eligieron olvidarse de la final de Madrid y que la Libertadores pasada, estuvo a un paso de ser definida otra vez, por Boca y River. Nadie dice que en la Argentina estén los mejores dirigentes, no que los torneos tengan la mejor organización. Todo puede ser mejorado, todo puede ser cambiado. Lo que se sostiene, es que no todo lo de acá es malo. No puede ser que ahora, todo lo mejor este en Brasil, Estados Unidos, Europa y que nosotros seamos un desastre y no podamos competir siquiera, en Sudamérica.
La pregunta sería ¿Porqué ahora de plantea todo esto? Y la respuesta no es tan difícil.
En el país hermano de Brasil, el presidente ultraderechista, Jair Bolsonaro aprobó el ingreso de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) al fútbol. Entonces salieron eyectados todos los periodistas, dirigentes y afines, a decir que no se va poder competir con Brasil y con la pantalla de la preservación de la competencia, intentan poner en agenda, el tema de las SAD. Esas Sociedades que siempre parecen ser la mágica solución, aunque muchos clubes del mundo, las eviten y entre ellos, hay algunos muy grandes y que dominan Europa.
Al fútbol nuestro le sobra pasión y entrega. Le falta una mejor organización, que los buenos dirigentes (que los hay) lleguen al poder. No hay soluciones mágicas. Mientras tantos, a esos periodistas que aprovechan para levantar la manos más alto, le digo: basta de hacer Lobby para que lleguen las SAD. Se les nota…y mucho.