Boxeo
Cris Pacheco: “Mi vida es una eterna pelea por la igualdad y la diversidad”
La boxeadora cordobesa compartió una hora en vivo por el Instagram de Gol and Pop. Entre mate y mate, Cris contó sus vivencias.

La boxeadora cordobesa compartió una hora en vivo por el Instagram de Golandpop. Entre mate y mate, Cris contó su experiencia, entre muchas otras cosas, su mala experiencia en Estados Unidos: “No me sorprende lo que está pasando, allá hay mucho odio por los negros y los latinos. Y también hay odios entre estas minorías. Los mexicanos odian a los cubanos, estos a los puertorriqueños y todos juntos a los yanquis que los maltratan. Los más de 30 mil muertos son en su mayoría de estas comunidades que no tienen acceso a la salud pública como nosotros. Los argentinos somos unos privilegiados en esto. El que no tiene obra social tiene hospitales nacionales o provinciales o municipales”, analizó la púgil.
Cristina Pacheco no es una boxeadora más. Desde chica practicó varios deportes antes de subir al ring. Fue voleibolista y atleta, con un profundo amor por la docencia. Actualmente se desempeña como becaria en la Municipalidad de Córdoba. Allí da clases de boxeo y ejercicios físicos y se encuentra a la espera de pasar a la planta de empleados permanentes. Además enseñó boxeo y otras actividades en el servicio penitenciario de Bower, realizando una enorme tarea social con la gente privada de la libertad.
“Mi trabajo en la cárcel fue muy importante porque fui sparring de La Garza Funes, pero también ayudé a mucha gente que necesitaba hacer alguna actividad para reinsertarse en la sociedad cuando cumplan su pena. En esos tiempos hubo festivales de boxeo en la cárcel y yo realicé una exhibición”, destacó Pacheco, quien además se consideró una feminista y una luchadora por la diversidad sexual.
“Ser feminista es pelear por la igualdad, no es contra el hombre, sino es intentar que se nos respete y que no se nos mate. Igual que la lucha por el respeto a la diversidad sexual. Si los gay y las lesbianas no molestan a nadie con su elección, por qué se los discrimina”, reflexiona.
Vengo de una familia de boxeo, sin embargo para mi papá los que tenían que boxear eran mis hermanos. Yo no conocía nada del mundo del boxeo, empecé grande.
Cristina no niega su cercanía ideológica al gobierno nacional y elogia al presidente en el medio de la cuarentena. Sostiene que Argentina es uno de los mejores países en encarar la pandemia y marca las diferencias en tiempos de neoliberalismo y falta de ministerio de salud. Aún así se lamenta no poder ejercer esa costumbre tan argentina de compartir abrazos, mates y besos.
En cuanto a lo deportivo reconoció que ha subido de peso y que eso le va a costar mucho revertirlo. “En cuarentena se come más y se entrena menos, encima las mujeres tenemos cambios hormonales que nos dificultan más bajar de peso. No es lo mismo una chica de 18 que las que ya andamos por los cuarenta, bajar de peso. Me muevo hago ejercicios en casa, pero no es igual al gimnasio” reconoce.
Entre presente y futuro entre las cuerdas y la docencia, surge la felicidad por trabajar comentando boxeo en canal 12 y, tal vez, realizar unas cuantas peleas más; aparece la nostalgia. Esa tanguera y gaucha costumbre de traer a quienes se nos fueron y a los tiempos que no volverán. “Vengo de una familia de boxeo, sin embargo para mi papá los que tenían que boxear eran mis hermanos. Yo no conocía nada del mundo del boxeo, empecé grande. Jugaba al Voley en el polideportivo General Paz y como me veían fisicuda me preguntaban por qué no hacía boxeo. Y como en esos días había muchos ataques y abusos a las mujeres, subí al gimnasio para aprender a defenderme. Ahí empecé junto al profe Ramán Arévalo”.
La chara se hizo larga y ecléctica, pasando por todos los temas que puede abordar un ser humano tan especial como Cristina Pacheco. Una rara avis del boxeo femenino. Una persona tan especial que sería imposible presentarla tan solo como una boxeadora, sería mejor reconocerla por todas sus luchas como una “peleadora”.

Jóvenes pugilistas de Córdoba formaron parte del Campeonato de nuevos valores.
Se destaca la presencia del oriundo de San Francisco, Agustín Paredes. El boxeador de 19 años (categoría hasta 69 Kg.), tuvo una buena performance en el desarrollo del torneo, que en cuartos de final lo puso cara a cara con Marcos Castro, en fallo unánime ganó por puntos en tres asaltos.
Luego en semifinales se midió con Mayco Rosales, quien lo superó por puntos, en una decisión que no dejó conforme al rincón de Paredes. Más allá de haber quedado al margen de la definición del certamen, el púgil valoró la experiencia que se le brinda a quienes inician en la actividad.
“Después de tres años entrenando en el gimnasio, se dio la posibilidad del debut y eso es lo más importante. Estoy muy agradecido a Patricio Montenegro que es mi técnico, a mi compañero Richard Núñez y a toda la gente que me ha ayudado para poder subir al ring de la mejor manera”
Agustín Paredes
El boxeador cordobés terminó el secundario y decidió volcarse de lleno a este deporte. “Fui descubriendo el boxeo y hoy siento que es mi lugar. Como profesionales siempre me gustó el estilo de Maravilla Martinez y Floyd Mayweather, pero mi más claro ejemplo como boxeador, persona y deportista disciplinado, es mi compañero Máximo Núñez, de quien aprendo algo nuevo todos los días” destacó.
Finalmente dedicó un párrafo especial para el gremio Asociación Trabajadores del Estado (ATE). “El gremio ATE fue el único que se acercó desinteresadamente a darme una mano y eso fue muy importante para mí, porque para un boxeador que recién comienza es muy difícil. Ellos me apoyaron en todo el torneo y fue un orgullo poder representarlos” cerró.
En este mes de noviembre se desarrollará en el Gimnasio de Asociación Civil de Técnicos de Boxeo de la Provincia de Córdoba, la última reunión boxística para definir a los ganadores de cada una de las categorías.

Brian Castaño fue derrotado por Jermell Charlo en Los Ángeles. El décimo round fue el fin de las ilusiones para el argentino.
El bonaerense Brian Castaño perdió su título mundial y revocó su invicto profesional en el Dignity Health Sports Park de Carson California. Jermell Charlo lo noqueó en el décimo round tras dos combinaciones letales y se consagró como el máximo campeón unificado superwelter, acumulando cuatro cinturones de primera línea: Organización Mundial de Boxeo (OMB), Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Federación Internacional de Boxeo (FIB) y Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
La campana diez todavía resuena. El Argentino dominó el centro del cuadrilátero, pero el estadounidense jugó a la calesita yendo de aquí para allá por la cuerdas. Los golpes decisivos fueron en primer lugar un uppercut derecho colocado a la altura del pecho, que se potenció con un cross por el flanco izquierdo y la rodilla del Boxi tocó el piso. Jerry Cantú abrió el conteo y le dio una segunda oportunidad a Castaño.
Tras levantarse y respirar profundo, Jermell inició la combinación que dio el punto final al combate. Desde el centro al rincón neutral fueron cuatro golpes de traslado, izquierda, derecha, izquierda como dicen las órdenes de desfile y un último impacto al hígado para rematar. El tercer golpe fue un Jab de zurda que hizo temblar la cabeza del argentino y no hubo vuelta atrás.
Veníamos viendo una pelea medida, calma, sin mucho lujo y sin golpes de potencia. En el comentario surgió “cantidad no es calidad” y eso fue el punto clave que determinó el resultado. El Boxi vino con una preparación menor a Iron Man, se notó claramente luego del sexto round. Ahora a “hacer los deberes” dijo el relator y mandó al argentino a comenzar nuevamente.
La palabra de Brian Castaño tras la derrota contra Jermell Charlo:
“Lamentablemente me enganchó en un momento donde me confié, entró justo una mano. Mi esquina me gritaba cubrite bien, trata de no bajar las manos, pero cuando se mueven para todos lados hay que meter presión, bien cubierto. Me toco ir al piso, a la lona, no me pude recuperar, se dio como se dio. Intenté no defraudar a la gente, dar espectáculo, lamentablemente se tuvo que dar así, son cosas que pasan, este deporte es así, un deporte duro. Gracias a toda la gente que me hizo el aguante, estoy un poco desilusionado por mi performance, le mando un abrazo grande a todos los argentinos, todos los latinos, la próxima saldremos con la victoria”.

Narváez, un apellido que pega fuerte en la historia deportiva a nivel mundial.
Transmisión de pasiones. De padre a hijo, la tradición pugilística se ha hecho sangre. Omar Narváez, campeón del mundo en categoría Mosca y Súper Mosca consagrado con 29 defensas exitosas, es el actual entrenador de la delegación Argentina de boxeo. Entre sus pupilos se divisa al joven Junior, su hijo, que busca continuar con la herencia deportiva.

Junior Narváez debutó en los III Juegos Sudamericanos de la Juventud este jueves en el ring dispuesto en el pabellón C de La Rural. La categoría 49-52 kg es un peso que permite lucir la agilidad, velocidad y técnica fina de los deportistas. Si bien el combate se plateó con mucha avidez, el hijo del “Huracán” perdió ante el colombiano Miguel Ospina por cuartos de final y no pudo avanzar a semis.
En la esquina del cuadrilátero, al sonar la campana, el rincón no solo tenía el consejo estratégico sino que remitía a casa. Aunque la relación fuera del hogar es de deportista y entrenador siempre los unirá el gen. Sin embargo, Omar y Junior decidieron transitar juntos esta nueva etapa.
De generación en generación la pasión y el talento pisan firme. El legado familiar esta presente para ajustar los cordones de los guantes y generar muchas expectativas a futuro. El joven de 17 años eligió recorrer su camino por el boxeo como su padre y se plantó con orgullo vistiendo de celeste y blanco.
El campeón mundial comenzó a trabajar con la selección al finalizar su carrera deportiva competitiva, hace ya tres años. Omar fue olímpico en Atlanta 1996 y Sydney 2000. Junior, dio inicio a sus participaciones en eventos multidisciplinarios en Rosario 2022. Tal vez a futuro se repita la convocatoria para formar parte de una nueva delegación argentina. Poder acompañarse mutuamente genera ilusiones y este fue un gran comienzo.