El momento de Celeste obliga a mirar la bases, a repensar el camino.
Parecía que una dura derrota de verano había enseñado el camino. Esa idea de que, de las derrotas también se aprende, estaba hecha a la perfección de este cuerpo técnico. Los cambios de esquema le dieron resultados y eso tapó el bosque. Pero aferrado a la necesidad de puntos y verlo por un momento en la cima del torneo, nubló a quienes deben analizar con profundidad el cómo y los porqué. Tuvo que recibir un par de cachetadas para ¿darse cuenta? de que con lo planificado no va alcanzar siempre. Y ese siempre, se vuelve urgente.
Estamos hablando de Belgrano, el celeste de Guillermo Farre, que después de ser goleado por Talleres, pareció encontrar la manera de jugar en Primera y llegó a estar arriba de la tabla, en parte de la tercera fecha. Después de esa derrota clásica, el arranque del torneo lo mostraba visitando al Racing de Gago y recibiendo al siempre grande River Plate. Para esos juegos, las notas que Farre tomó en el verano, lo invitaron a jugar con línea de 5 defensores y apelar al despliegue y la salida rápida de contra como sus armas. La cantidad de defensores no marca donde se para el equipo, pero en el caso de Belgrano mostraba que esperar y meterse atrás, sería el plan.
Contra la Academia sumó un punto pero sufrió mucho. Si Racing ganaba, no hubiera sido injusto, pero sumar el primer punto, en el debut y en Avellaneda, tapó la falta de juego. Contra River, el plan se mostró claramente, la salida rápida con Ulises Sánchez y la presión de Rojas y Longo, buscando habilitar al solitario Vegetti, era la pintura del panorama. El olfato del Toro y su potencia, sumado a flojas respuestas de Armani, hizo delirar al pueblo celeste y el volumen de juego tampoco fue parte del análisis. Ni hablar después del gol de Vegetti en Santiago, que en ese momento lo ponía a Belgrano en la cima, nadie veía más allá del resultado y los hinchas celebraban el “a lo Belgrano”. El hincha tiene todas sus licencias permitidas, el Cuerpo Técnico no. El análisis desde el banco no fue muy distinto al del tablón y siguió todo igual.
Lo que no siguió igual fue la racha. Argentinos Juniors le puso una trompada al mentón y Belgrano jamás le generó problemas a un equipo que en parte jugó con uno menos. El pasado viernes y de local, Belgrano tampoco cambió el esquema, siguió dejando muy solo a Vegetti arriba, volvió a dejar huérfano de socios a Bruno Zapelli y pese a que no tenía a Rebola, prefirió no cambiar el esquema y poner a Novaretti y seguir con 5 atrás. Belgrano fue tan abulico futbolisticamente como desde el principio del torneo pero esta vez, como contra el bicho, no hubo goles salvadores. Tigre lo superó ampliamente desde el resultado y desde el juego, tanto que Belgrano no le pateo al arco a Marinelli en 90 minutos. Demasiado preocupante el momento y la falta de reacción del Cuerpo Técnico.
Lo peor que le puede pasar a Belgrano es que Farre crea que este es el camino y que volverá a la senda de los resultados con esta manera de (no) jugar. Belgrano debe apostar a otra cosa, algo que lo acerque más al triunfo desde la confirmación de una idea de búsqueda y no desde una búsqueda azarosa del resultado. Parafraseando al relator de la campaña de Belgrano para GOLANDPOP, Matias Diaz, “es la hora, es la hora….” es la hora de JUGAR.