Luego de dos largas semanas de trabajo por el parate por fecha FIFA y tras varios años sin verse las caras, Instituto y Talleres saltan al campo de juego del Monumental de Alta Córdoba por la novena fecha de la Liga Profesional a la que llegan con igualdad de puntos (13). Similitudes y diferencias de por medio, clásico o no clásico, lo importante es que el conjunto de Lucas Bovaglio y de Javier Gandolfi prometen un gran duelo táctico y emotivo. Lo analizamos al detalle en GOLANDPOP.

Instituto, mutar para mejor

La adaptación de la Gloria a la primera división ha sido muy buena desde lo numérico y, sobre todo, en el plano futbolístico. Los dirigidos por Lucas Bovaglio han sufrido una sola derrota en sus primeros ocho partidos, entre los que se destacan las sólidas victorias ante Newell’s en el Kempes y Boca en la Bombonera. ¿Su deuda hasta el momento? Ganar en Alta Córdoba -tres empates en tres presentaciones-.

Su mejor versión futbolística llegó a partir de la quinta jornada gracias a los cambios de nombre y de esquema base. Afuera Roberto Bochi y Franco Watson (hasta ese entonces el 5 en soledad y el 10, respectivamente, en un especie de 4-3-1-2), adentro Nicolás Linares y Brahian Cuello para confeccionar un 4-4-2. Desde allí fue un equipo angosto y corto en defensa, amplio en ataque con un estilo reactivo -transiciones rápidas-.

Si bien la lesión de Leonel Mosevich y una injusta expulsión a Parnisari obligó a cambiar nombres propios y movió de posición al ‘Palomo’, la zona defensiva de Instituto ha salido casi de memoria. Los laterales, Giuliano Cerato y Sebastián Corda, son un arma importante a la hora de atacar, dan amplitud y profundidad por fuera, e incluso atacando por carriles interno, y cuentan con la libertad de hacerlo en simultaneo. El derecho, en especial a sus espaldas, quizá sea el eslabón más débil en defensa. El pilar más fuerte sin dudas ha sido Fernando Alarcón: el jugador con más despejes de toda la LPF (64) y el séptimo con más intercepciones, un líder.

El cambio de ‘número telefónico’ trajo a escena a un tándem Nicolás Linares – Gastón Lodico que se mezcla muy bien. Músculo y juego. En fase defensiva ambos ocupan el carril central, en ofensiva el ‘Gato’ cuenta con más libertad para soltarse y conducir al equipo –15 pases claves y el de más pases en último tercio del campo con 93-, mientras que Linares aporta con el orden táctico y acompaña la jugada sin perder la ubicación -4º (13) y 2º (12) jugador con más recuperaciones en las fechas seis y siete-. A ellos se les sumó el cambio de ritmo de Brahian Cuello -11 pases claves- por la zona izquierda y se mantuvo la máquina de ganar duelos -el de mayor cantidad en toda la LPF con 74– Gabriel Graciani.

En la delantera aparece otra pareja que se ha complementado muy bien: Santiago Rodríguez y Adrián Martínez. El ‘Morta’ cumple las veces de segunda punta, se mueve por todo el ancho del campo según las necesidades del equipo y su ladero, una especie de satélite alrededor de ‘Maravilla’. El 9 de la Gloria no solo ha sido una carta de gol (4), su movimiento de espalda y desmarques de apoyo han permitido ganar metros y generar ventajas.

Talleres, entre Dr Jekyll y Mr Hyde

El inicio de temporada del Matador ha mostrado dos equipos en uno. Una espléndida versión con soltura, frescura en la toma de decisiones y contundente de cara al arco rival que derivó en una seguidilla de cuatro victorias consecutivas. Y otra sin tanta fluidez y confianza, que perdió puntos, nivel y concentración a razón de los fallos arbitrales entre las fechas seis y ocho. Una división que también se traslada a los puntos logrados en un floja localía -solo 6 sobre 15- y las sólida condición de visitante -sacó 7 de 9-.

El fraccionamiento de Talleres también se puede observar en el posicionamiento de sus jugadores con y sin pelota. Javier Gandolfi en fase ofensiva apuesta con un 4-2-3-1 que luego, en fase defensiva, deriva a un 4-4-2 en el que los extremos descienden por sus respectivas bandas y Rodrigo Garro se suma a la primera línea junto a Michael Santos para, en algunos casos, presionar o direccionar la salida rival.

En líneas generales, más allá de algunas excepciones por complicaciones físicas, los nombres de arranque salen solos. En la zaga central Matías Catalán ha sido un pieza muy funcional para comenzar los ataques del equipo, ya sea con la pelota por el piso o envíos largos -2º con más pases largos precisos (42)- para colocar al extremo por derecha en el 1v1 contra el lateral, o incluso poner de cara al gol a sus compañeros –4º con más pase claves (6)-. A su lado un sólido Juan Gabriel Rodríguez, siendo el jugador de la ‘T’ con más despejes (32) y más intercepciones (12), además de ser el segundo con mayor precisión en sus pases (83.1%).

En los laterales encontramos perfiles distintos. Por la derecha Gastón Benavídez es un opción contante en la circulación y salida del equipo, siendo el jugador con más pases (369) y aportando profundidad por su banda –2º con más pases precisos en el último tercio (60)-. Por izquierda el perfil de jugador es diferente -más de base de jugada que de desdoblamiento por fuera- como Juan Portillo, un central/volante central devenido a lateral: más marca que salida.

La zona de mediocampistas se divide en dos. La primera línea con Alan Franco y Rodrigo Villagra, una mezcla de relevos, contención defensiva y bien primer pase. El ecuatoriano con un perfil más de ‘box to box’ -de área a área- con marca y pases cortos de seguridad como segunda altura -el jugador con mejor porcentaje de pases precisos (86.36%). Mientras que Villagra es todo en un uno: marca (1º en entradas) y juego (3º en pases totales y pases largos precisos); todo sin perder su ubicación.

Delante de los volantes más retrasados llegan los ofensivos. Por derecha Talleres osciló entre un jugador más asociativo y cerebral como Ramón Sosa -2º con más pases claves (10)- y uno más narcisista y de velocidad como Diego Valoyes. Con el paraguayo el equipo fluyó mucho mejor. Por el centro esta la usina de juego del equipo, la pegatina del equipo llamada Rodrigo Garro. Sin pelota un punta, con ella es un enganche de toda la vida buscando contantemente que espacio explotar y cómo asistir a sus compañeros. Es el 2° jugador con más pases claves (22) en toda la LPF y el albiazul con más pases precisos en el último tercio (65).

Partiendo de la izquierda, pero moviéndose por carriles más internos, el aporte de Francisco Pizzini ha sido importante. En las últimas fechas se lo vio haciendo las veces de 3 bis, alejándolo de la zona de influencia que lo llevó a aportar asistencias y goles -el jugador de la LPF con más grandes chances creadas (5)-. Como referencia Michael Santos, el finalizador de la ‘T’ que se ha oscilado entre lo bueno (6 G+A) y lo malo (el jugador con más grandes chances falladas con 6); en las ultimas jornadas sufrió una de las desventajas que acarrea el 4-2-3-1: la soledad de ser la única referencia -compañeros lejanos y bochazos sin apoyo-.

Similitudes con pequeñas diferencias

Los puntos obtenidos (13) y su lugar de residencia no son las únicas características que comparten Talleres e Instituto, quienes acumulan la misma cantidad de remates a favor (99) con una diferencia de tres en los disparos al arco -30 y 27 respectivamente-. Incluso en los remates en contra bajo los tres palos: la ‘T’ 33 y la Gloria 37. En goles la distancia es mínima con 12 para los de Gandolfi y 11 para los de Bovaglio, con una cuenta de goles esperados a favor de corta distancia: 11.91 xG (3° en LPF) y 10.02 xG.

Si bien, como vimos anteriormente, los perfiles de jugadores y disposición no idénticos lo mejor de ambos a la hora de dañar a los rivales se ha visto en las rápidas transiciones defensa a ataque -varios ocasiones llegaron por esa vía-.

Ambos lo hacen replegándose sin pelota desde un perfil con bloque medio o medio-bajo, sin apostar a una presión intensa en primera línea (Instituto por momentos si lo ejecuta) que se ve reflejado en el alto número de pases permitidos por acción defensiva (PPDA) por cada uno. Una tendencia que se ve más marcada en Talleres -el equipo con menos recuperaciones altas de toda la LPF-. Sin embargo, la Gloria es algo más reactiva y directa (Posesión 46.4%) en comparación a un Matador que construye un poco más sus jugadas (50.6%) con un 7.3p/p (6° en LPF) de secuencias de diez o más pases por sobre el 3.3 de IACC.

¿Los aspectos importantes?

La carga emocional. El ambiente en el estadio para un partido con ‘olor a clásico’ puede ser un arma de doble filo para un Instituto que todavía no ganó en Alta Córdoba. Talleres lo ha hecho muy bien de visitante (2V-1E con 7 goles a favor) y puede utilizar ese ecosistema como combustible, aunque la parte emotiva le costó concentración en los últimos partidos ante los fallos arbitrales.

Los laterales, en defensa y ataque. La posible ausencia de Corda por izquierda le plantea una dificultad a Instituto en ambas vías, ya que aporta mucho a la hora de defender y sobre todo para atacar. Esa situación le puede sacar un peso de encima a Talleres y darle una oportunidad ante Bay, ya sea con Sosa o Valoyes en esa zona. Las espaldas de Cerato es un eslabón problemático para la Gloria y la ‘T’ puede explotarlo, sin embargo Pizzini suele ir más por dentro y el perfil del lateral izquierdo no ha sido de profundidad (Pasquini podría ser una buena opción para atacar esa zona).

Postura y transiciones. Instituto es un equipo más reactiva y directo en comparación a Talleres que construye un poco más sus jugadas, pero ambos tienen en su ADN las transiciones rápidas como arma letal para llegar al gol. La tenencia pinta a ser repartida. En ese escenario de replegarse y salir, la Gloria puede desenvolverse con más comodidad. Cuellos y Santi Rodríguez en el local, Sosa y Pizzini en la visita, algunos que se relamen en esa faceta. ¿Ajustarán los DT ante estas similitudes?.

La pelota parada. El 45.5% de los goles de Instituto han llegado de la mano del balón detenido (5 de 11), de los cuales tres derivaron de un tiro de esquina. Por su parte, Talleres marcó 4 de 12 por esa vía, dos de ellos de falta directa. Ha sido un arma para ambos, con algo más de redito para los de Alta Córdoba.

Los que hacen jugar y la contundencia de sus delantero. La libertad logradas y/o concedidas a los ‘playermakers’ de cada equipo pueden inclinar la cancha: Ramón Sosa y Brahian Cuello partiendo desde afuera, y en especial Garro y Lodico por carriles internos con características similares pero con roles distintos en fase defensiva. En un partido que se define en los detalles, la certeza de los ‘9’ será clave. Santos, un finalizador que tiene mucho pero falla mucho: 4 goles de 5.41 xG en 23 remates; ‘Maravilla’ Martínez se involucra más y está dulce: 4 goles de 2.72 xG en 16 remates.

Por Francisco Bono.