El fútbol, una vez más, en boca de todos por la violencia y el salvajismo.
Lo que sucedió en el partido de Vélez-Talleres por el partido de ida de cuartos de final de copa Libertadores no fue una novedad. La verdad, no sorprendió a nadie.
A lo largo del día se veían a los hinchas de la T festejar por las calles de Buenos Aires y se sentía que se venía el problema. En un partido donde la dirigencia de Vélez se lavó las manos en materia de seguridad para los cordobeses presentes, la violencia apareció.
Todos sabemos que el público albiazul no debería haber estado ahí, por lo menos así lo decían las normas. Pero, también es cierto que nada se hizo para detenerlos. El hincha de Talleres fue a Buenos Aires con entrada comprada, porque no los cuidaron pero les facilitaron el ingreso.
No se confundan, cuando un club no quiere que el visitante vaya se toman sus recaudos. Como también se toman recaudos de seguridad para los familiares de los jugadores, que siempre tienen la opción de ir a la cancha. Se llama protocolo, yo le digo también humanidad.
Muchas opiniones se dieron, la que las resonó en algunas redes sociales fue preguntar por qué el hincha de Talleres fue si saben cómo es. Porque todos sabemos del salvajismo que las barras, y cada vez más dirigentes, están manejando en las canchas.
Sin embargo, darle la culpa al hincha de Talleres solo da tu aceptación a estos actos de violencia. Escuché en un programa de noticias en Córdoba a un periodista decir que el “infiltrado” no debe ir con banderas y camisetas.
Que picardía, en eso coincidimos todos. Porque los inadaptados y violentos de siempre se piensan que porque el del frente tenga otros colores, otro escudo, le da derecho a pegarle, a violentarlo y a pensar “por lo menos no me mataron”.
Es momento de sacar a estos violentos de los clubes, el fútbol y la cancha tiene que ser algo familiar. Se tiene que poder ir y saber que volves a cenar a tu casa.
Para esto no solo hay que sacar a los barrabravas, que tienen más de matones que de hinchas. Sino que también, hay que sacar a las dirigencias que liberan zonas para que llegue la tragedia.
Está vez, el final no fue tan triste. “No nos mataron porque no quisieron” dijo un hincha de Talleres mientras nos seguimos conformando con que los violentos nos perdonen la vida por pensar distinto .