El fútbol y la política
En Junio de 1966, Juan Carlos Onganía, tomaba el poder en la Argentina. El dictador y militar no solo ordenó la persecución del peronismo, sino que disolvió los partidos políticos asumiendo que el país sería manejado autoritariamente por el resto de los tiempos. Sin embargo, el 6 Julio del mismo año y en Londres, la FIFA elegía como sede del Mundial 1978 a la Argentina. Esto quiere decir, que no solo se jugó un Mundial de fútbol en un país sin democracia, sino que se lo eligió 12 años antes y en aquel momento, el país se encontraba en la misma situación.
Entre Junio y Julio de 1982, el mundial de la FIFA se disputó en España. Unos meses antes, las jóvenes tropas argentinas, buscaban recuperar las Islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra allá lejos en el tiempo. La FIFA no sancionó ni eliminó de la competencia, a Inglaterra ni a la Argentina.
Tampoco sufrieron consecuencias deportivas, ni los equipos argentinos que disputaban Copa Libertadores ni los ingleses que jugaban la Copa de Campeones de Europa. El fútbol mostraba que no tenía intenciones de meterse en política y lo confirmaba en Estados Unidos 1994, cuando este país tenía tropas invasoras en Irak. El fútbol y la política eran caminos separados.
Los caminos se juntan
Con tantos ejemplos en el pasado, porque solo repasamos algunos, el fútbol decidió involucrarse en política. Y no se involucró en las constantes agresiones de Israel a Palestina, no, de eso no se habla. Decidió involucrarse en el conflicto Ucrania y Rusia y ponerse del bando del país invadido. No apoyo ninguna Guerra y no me interesa quien tenga razón, si eso lleva a la muerte de civiles, pero eso no quita que la FIFA haya olvidado como actuó en el pasado y casi como un ejemplo moral, decide castigar a Rusia.
Primero, eliminó del repechaje al conjunto ruso y le quitó la chance de participar en Qatar. Y desde esa decisión, las demás federaciones, aprovecharon para copiar el mensaje. La UEFA eliminó a los equipos Rusos de sus competencias continentales. Y como si esto fuera poco, el Gobierno de Reino Unido, decidió sancionar a Román Abramovich y Chelsea, peligra en su funcionamiento dentro de la Premier League.
La FIFA actúa con una hipocresía digna de una película. Decidió mezclar los caminos del fútbol y la política de una manera tan parcial, que vergüenza ajena es lo que se siente. De todos los otros problemas bélicos que recurrentemente ocurren en el Mundo, la FIFA hará siempre un silencio estampa. Pero no serán los únicos.
Nadie dice nada
El silencio de los clubes, el silencio de los jugadores, el silencio de muchos medios, permiten está hipocresía. El Chelsea podría quedarse sin dinero en los próximos 17 días. Sus jugadores podrían no cobrar sus haberes, tanto como sus empleados, ya que el club tiene sus ingresos congelados. Pero nadie se solidariza con ellos, e como no solo Abramovich es culpable de ser ruso, sino también todo Chelsea.
La pasividad de los jugadores que acatan lo injusto sin querer copar la escena, escena que le pertenece como protagonistas ya que sin ellos no hay negocio. Prefieren con su inacción, avalar que cada jugador ruso y todos los que juegan en le blues, están a favor de la invasión y la Guerra. Algo tan absurdo como las sanciones que impusieron las federaciones.
Es algo tan sin sentido que ni siquiera tiene sentido encontrar la forma de explicar algo. La hipocresía inundó el fútbol y el silencio y la inacción, son más cómplices que nunca.