Quizás el título de la nota pueda ser tomado tranquilamente para un artículo político. Es que en año electoral los partidos políticos definen candidaturas en todas las esferas de gobierno. Y si bien esta año es un año de renovación de autoridades este es un artículo deportivo, futbolístico para ser exacto. El fútbol y la política siempre estará ligado por lo tanto, vale la comparación para analizar una situación repetida en uno de los equipos de nuestra provincia.
Talleres es el club más ganador de nuestras tierras. Allá y a lo lejos cuando el fútbol nacional solo se jugaba en Buenos Aires, Talleres se cansaba de dar vueltas olímpicas en la su Liga local. Allá por los viejos nacionales el Matador paseaba su fútbol vistoso ante los grandes del puerto y estuvo a la puerta de sumar una estrella que quedó trunca una noche de enero ante Independiente.
Llegarían después los logros de la década del 90 en el ascenso e incluyendo la final del siglo ante Belgrano y los logros internacionales para sumar la única estrella sudamericana de nuestro fútbol. Participaciones en Libertadores y demás torneos lo fue llevando a descender sumado a malas administraciones y el equipo tocó fondo en cuanto a categorías. Desde el infierno resurgió un día y de pronto estaba otra vez en consideración nacional.
De pronto Talleres volvió a irse de copas, codeo su historia con los grandes peleando torneos y estuvo por duplicado a un paso de la gloria. La dirigencia sueña con darle una estrella al club, apoyándose en la experiencia de Andrés Fassi, acostumbrado a esos logros en el fútbol mexicano.
La gente, exige torneos, refuerzos y llena cada estadio donde juegue la T. Los entrenadores son los únicos que intentan bajar la euforia poniendo paños fríos a tanta locura y este año no fue la excepción. Los hinchas exigieron jugadores y la diligencia cumplió. Entonces, la exigencia pintada de ilusión otra vez empezó a rodar y como casi siempre, no se logra cristalizar lo que se piensa.
Talleres camina irregularmente por el torneo con partidos que parecen que lo llevarán a pelear el título y otra serie de partidos donde la abulia se apodera del equipo y los partidos trascendentes parece hacer agua y no es la primera vez. Ahora, si esto ya pasó ¿por qué pasa? Porque esto quiere decir que son planteles y cuerpos técnicos diferentes; sin embargo, a Talleres le pesa el mote, el traje de candidato.
Tiene que haber una razón que cruce todas las realidades ¿presión? Cuando la T juega un par de partidos bien, la gente, los dirigentes y la prensa lo ponen delante en la fila de los que llevan la bandera de nuestro fútbol. Otros en silencio y sin la presión esperan para dar el salto sorpresivo. ¿Quiénes fallan? Los jugadores. ¿Pero si los planteles son distintos con los años? No son los mismos (algunos si) pero todos actúan igual ante el traje.
El club tiene instalaciones de primer nivel, una hinchada poderosa, la prensa acepta la grandeza del club y exige a la par. Cuando entran en acción los players se equivocan. Toman el discurso de grandeza y se quedan cómodo en el sin darse cuenta que ellos son protagonistas y de ellos depende ratificar esa historia. Juegan finales en puntas de pie, se quieren ir a Europa por un par de corrida o goles, buscan salir a los grandes de Buenos Aires, sin dejar su sello en club. Los que se quedan se marean por un puñado de buenos partidos y después pierden sin patear arco si quiera. Los partidos contra Boca o River valen tres puntos, los mismo que los de Banfield, Vélez o Estudiantes. Se puede tener un mal partido pero la abulia es inaceptable, si se quiere ganar algo o al menos ser protagonistas.
Pasan los torneos y los jugadores se pierden en discursos de grandezas, se vuelven perezosos y pierden el hambre. Alguien les tiene que hacer entender que están en un club grande pero el cual necesita renovar esas credenciales en Primera de AFA y son ellos los de hoy, los que deben escribir una nueva y gloriosa historia. El pasado no los ayudará.
En algún momento querer ser candidatos, deberá no pesarle a este o al próximo plantel y ahí si, Talleres podrá dar el salto que busca. Mientras eso no pase será como aquel político que se queda en sus promesas de campaña y para colmo nunca gana la elección…