El respeto. El respeto es la única razón por la que alguien, para quien el pasado es importante, puede contener semejante grito. Los recuerdos en los pasillos de Alta Córdoba en los campos de La Agustina dejaron trunco el alarido de marcar la diferencia una vez más. Cuando Ramón Sosa controló la pelota larga y giró para ver quien venía de frente, el fútbol le hizo un guiño. De frente venía el zurdo de fina caminata, para ser descarga y con el arco entre cejas. Hacia él fue la pelota y su zurda precisa y quirúrgica, la depositó en la red pegada al palo de Carranza. El segundo gol desparramo a Instituto en la desazón. El 16 que juega de 10, ya había sido protagonista en el primer gol y aún le quedaba un baile más.
El partido de Rodrigo Garro en Alta Córdoba no fue tan distinto a los que supo jugar en la Gloria. Tanto en aquel equipo que militaba en la B Nacional como en este Talleres de Primera División, Garro es el mejor. Es cierto que mejor rodeado que en su época albiroja, se luce mucho más y la trascendencia en el juego es mayor, pero en aquel equipo también era el mas destacado. Es que los técnicos que no sumaban tantos puntos, como Sarria y Miliki, siempre entendieron que Garro debía jugar suelto y libre de responsabilidades defensivas. Ojo, cumple en el retroceso y ocupa espacios, nunca se desentiende del juego y eso lo convierte en uno de los habilidosos del fútbol moderno: juegan pero no pierden sacrificio. Garro se luce en un puesto donde quedan pocos y podría haber alguno más pero a algunos lo tiran contra la banda.
En la materia fútbol, una materia artística, Garro está entre los mejores. Nacho Fernández, Matias Rojas y el pampeano, están en ese podio de jugadores que marcan diferencia entre los diferentes. Es que tanto River, Racing y Talleres, juegan bien e intentan siempre ser protagonistas. Sus entrenadores buscan en la excelencia del juego y la presión, las herramientas para buscar los tres puntos. Ese estar entre jugadores de buen pie favorecen al juego de Garro pero debería serle más difícil resaltar sin embargo, sus actuaciones están lejos de perjudicare. El enganche se nutre de sus compañeros y del funcionamiento del equipo para ser el distinto entre el resto como la frutilla del postre.
Talleres lo disfruta, su gente lo goza y él le devuelve con gol, asistencia e inicio del contragolpe, en la goleada del Matador en el Monumental. Tan respetuoso fue con Instituto que solo levantó la mano después de marcar un golazo que dejó a todos sin aliento, a los de la Glo y a los infiltrados que vivían en las sombras. Tan respetuoso fue con Talleres, que fue la insignia del buen juego que define el ADN albiazul que tanto valora el hincha. Tan respetuoso con la pelota, como irrespetuoso para jugar siempre para adelante. En el Kempes, en el Monumental o donde toque. Simplemente Rodrigo Garro, el distinto. No importa de que equipo seas, prohibido no disfrutarlo…..