El aterrizaje de Carlitos como DT de Rosario Central puso otra vez sobre el tapete la discusión sobre los intereses que subyacen detrás de la pelota.

De delantero del pueblo a punta de lanza del capitalismo futbolero. Apenas dos semanas pasaron entre que Carlos Tevez confirmó el final de su carrera de futbolista y Rosario Central anuncio el inicio de la aventura como entrenador del “Apache”, como “parte de una interesante propuesta general e integral”, según las palabras de su vicepresidente 1° Ricardo Carloni.

“Ya di todo lo que tenía en mi corazón, estoy retirado”, fueron las palabras con las que Tevez blanqueó el pasado 4 de junio lo que era un secreto a voces desde un poquito más de un año atrás, cuando jugó su último partido con la camiseta de Boca: 0-0 ante Racing, penal errado y eliminación de la Copa de la Liga en el Estadio Bicentenario de San Juan.

“Rosario Central es un gigante dormido, que hay que despertarlo. Si hacemos las cosas bien, podemos hacer mucho ruido y mucha historia”, sostuvo luego de dirigir su primer entrenamiento y pensando en el debut del otro lado del mostrador: el viernes próximo como local frente a Gimnasia y Esgrima La Plata, por la quinta fecha de la Liga Profesional.

Tevez, ganador de 29 títulos en sus dos décadas como jugador, llega a un club con mejor pasado que presente. Un “Canalla” al que los números no le dan, ni en la cancha ni en la tesorería, y con un clima interno muy agitado. No sólo por las elecciones que se llevarán a cabo en octubre próximo.

También por ese contacto estrecho que la barra brava auriazul mantiene desde hace tiempo con lo más turbio que muestra Rosario, aquello que no conocemos precisamente por las crónicas deportivas. Como para completar el combo, Newell´s puntero en el principal campeonato de la AFA.

¿Golpe de efecto? ¿Manotazo de ahogado? ¿Un gran negocio en ciernes? Por el momento, Tevez semeja la marca de un anestésico de venta libre.

Madres y padrinos

A Carlitos lo vimos debutar en “el Chateau” el 21 de octubre de 2001. Aquella tarde -derrota 0-1 ante Talleres- vistió la camiseta número “18” y lució en su espalda el nombre Fabiana, por una acción alusiva al Día de la Madre que organizó unas de las firmas que patrocinaba a Boca. La movida le causaría un disgusto a su regreso a Buenos Aires. El enojo de Adriana, su mamá del corazón, recién se aplacó con la explicación de rigor: en la semana previa al partido, un empleado del club le había preguntado, como al pasar y tratando de no descubrir la sorpresa, cómo se llamaba su mamá.

En el segundo puntapié inicial de Tevez también hay nombres que están a la vista y otros que no salen en la foto. Carlos Retegui, entrenador con mejor prensa que fama en el ambiente del hockey, será el principal ladero de Carlitos en un cuerpo técnico que completarán Diego, Miguel y Ariel, los hermanos del DT. “El Chapa”, alguna vez candidato a concejal por el kirchnerismo y con las horas contadas como funcionario del gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta, hará su segunda experiencia en el fútbol.

El exconductor de Leonas y Leones tiene el título habilitante y el carné que le faltan a Tevez (trascendió que el exgoleador justificaría su presencia en el banco de suplentes como “aguatero”) y acredita una pasantía en el mundo de la pelota, como analista de videos del cuerpo técnico de Miguel Brindisi en Independiente en 2013. Hasta no hace mucho tiempo, Retegui fue un habitué en las plateas del Estadio Kempes, siguiendo los trancos de su hijo Mateo con la camiseta de Talleres. Su nombre (¿junto al de Tevez?) fue uno de los tantos que la dirigencia albiazul barajó durante la transición entre los ciclos de Ángel Guillermo Hoyos y Pedro Caixinha.

Algo más de experiencia en el asunto -aunque entre bambalinas- tiene Christian Bragarnik, omnipresente manejador de jugadores, directores técnicos y dirigentes (en 2017 negoció en nombre de Claudio “Chiqui” Tapia el desembarco de Jorge Sampaoli como conductor designado del seleccionado argentino), siempre atento a las buenas oportunidades para expandir sus dominios. En el cambalache futbolero que administra, da lo mismo que sea Rosario Central, Defensa y Justicia, Ferro, Unión La Calera de Chile, Elche de España o Johor Darul Takzim de Malasia.

Hace rato que el hombre viene queriendo hacer pie en un club grande del interior de nuestro país. Tiempo atrás coqueteó con Andrés Fassi por el manejo de las inferiores de Talleres y acercó director deportivo, técnico y jugadores en el arranque de la gestión de Luis Fabián Artime en Belgrano. Fue él quien le sugirió al “Luifa” la contratación del DT Alejandro Orfila y la compra del 100% de pase de Nahuel Tecilla, discretísimo defensor – actualmente a préstamo en Tristán Suárez- por el que el Pirata desembolsó 100 mil dólares y formalizó un vínculo laboral por cuatro años.

Otro gol en contra

Bragarnik será quien pondrá a disposición su outlet para proveer de refuerzos al equipo de Tevez. Es parte de esa “letra chica” del acuerdo que la gran mayoría de los hinchas “canallas” no alcanza a leer con claridad. “Esto representa la desaparición de Rosario Central como club, su transformación en una plataforma de negocios y el avance del lavado de dinero”, advirtió el periodista Carlos Del Frade, diputado provincial del Frente Social y ex candidato a vicepresidente de la entidad de Arroyito.

Del Frade, quien es autor del libro “Central, Ñuls: la ciudad goleada / Fútbol, lavado de dinero y poder”, atribuyó el desembarco de Tévez y Bragarnik a “una maniobra de Claudio Tapia (titular de la AFA), Daniel Angelici (expresidente boquense), los grandes medios de Buenos Aires y una comisión que ya no tiene legitimidad política porque le han rechazado la Memoria y Balance y está desesperada por ver si puede retener el poder”.

Del Frade y otros socios de Rosario Central anunciaron que seguirán jugando su partido aparte en la Justicia y que irán por una medida cautelar. Ajeno a esa movida, Tevez ya estrenó el buzo. Su amparo, de ahora en más, serán los resultados. La próxima semana lo tendremos en la cancha de Belgrano, donde “el Canalla” enfrentará a Quilmes por la Copa Argentina.