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El 25 de noviembre de 2020 trazó un meridiano en la historia del fútbol. Y
en nuestras vidas. Lo que vino después, el Post Maradona, se reduce a
gambetear como se pueda a la incredulidad y a la nostalgia. Y recrear desde
las imágenes, las letras y los testimonios las emociones de aquellos tiempos
felices. Porque el Diego fue y será siempre eso: pura emoción.

Ni Messi, ni Suárez, ni Neymar; como la mejor jugada de la Copa América
2021
quedará la imagen de ese Maradona digitalizado haciendo jueguitos
con las camisetas de Argentinos Juniors, Boca, Barcelona, Nápoli, Sevilla,
Newell´s y la Selección Argentina en la previa del debut del equipo
albiceleste.

En esta no se le escapó la tortuga a la Conmebol, más allá de haber tomado
el recaudo políticamente correcto de iniciar la puesta en escena con la
imagen del genio del fútbol mundial junto a Pelé, el máximo referente
futbolístico del país anfitrión. Después vendría otra ofrenda, de “la Pulga”,
replicando el icónico festejo maradoniano tras convertirse en el máximo
goleador de la historia de nuestro seleccionado, otro hito en una carrera que sigue pulverizando récords. Que genera impresión.

Mientras en Brasil Messi y sus compañeros juegan contra los otros
seleccionados de Sudamérica y contra la pandemia buscando un título
esquivo, la AFA agita en sus redes un homenaje colectivo al mejor gol de
todos los tiempos. La consigna, impulsada en las redes sociales con el
hashtag #GritaloporD10S, consiste en volver a gritar el célebre tanto ante
los ingleses en los cuartos de final del Mundial de México 86′ justo en el
momento en que se cumpla su 35° aniversario.

Las 16.09 del martes 22 de junio es la hora señalada. ¿Quién no recuerda o
que hacía ese día y esa hora tres décadas y media atrás? Sentados frente al
tele, en casa todavía discutíamos si era la cabeza del Diego o la Mano de
Dios la que nos había puesto en ventaja a ese partido que todos mirábamos
como una revancha de la Guerra de Malvinas. A mi viejo lo habíamos
logrado convencer de que dejara por una vez el ritual de escuchar los
partidos por la radio y ahí estaba, pero a la vieja no había forma de dejarla
quieta. Iba y venía del comedor a la cocina con la excusa de que una madre
siempre tiene cosas para hacer.

En eso estábamos cuando “el Negro” Enrique le dio la pelota al Diego
bautizando esa secuencia de 10,6 segundos en la que el capitán argentino –
esquivando ingleses y patadas a más no poder- recorrió en 44 pasos y 12 toques los 52 metros de su camino a la gloria. Recuerdo al Diego
gambeteando a Beardsley, Reid, Butcher, Fenwick, Shilton y haciendo
oídos sordos a los reclamos de un Valdano que le rogaba por un pase al
medio. “Si me la hubiera pasado, yo habría convertido el gol con mucha
facilidad, pero no habría sido el mejor de la historia de los Mundiales”,
reconoció el exdelantero tiempo después. 

Del festejo de los jugadores no me pregunten demasiado. Porque cuando la
pelota entró al arco salté de mi silla y levanté en andas a mi vieja, como si
ella hubiera hecho el gol, mientras mi viejo trataba de disipar los festejos al
mejor estilo Bilardo. Sus indicaciones no eran para acomodar el equipo,
sino para poder ver el replay y comprobar si todo lo que había visto era
cierto. Un truco que no hubiese sido necesario con “la magia de la radio”.

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Efemérides

La tarde en que los Galos se vistieron de Dragones

Recordando el mundial del 78

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Una tarde soleada de Mar del Plata dejó una perlita para la historia de los mundiales, también un recuerdo inolvidable para los hinchas de Kimberley, equipo humilde de “La Feliz” que tuvo el privilegio de haber vestido de Dragón a Michel Platini.

Aquel mundial realizado en nuestro país en 1978, nos ha dejado un sin fin de tristezas y alegrías. En una dictadura perfecta, que ponía su maquinaria a andar para que toda la ciudadanía ubicara sus ojos frente a la TV y se mantuviera con total expectativa por el mundial, por detrás torturaba, secuestraba, mataba a ciudadanas y ciudadanos de nuestro pueblo.

Es imposible pensar aquel mundial sin recordar ese contexto histórico, mucho menos si vamos a hablar de la Selección Francesa. Ésta fue cuestionada, por venir a jugar a la Argentina, aún sabiendo las denuncias que desde aquí se hacían por la violación de los Derechos Humanos. Los medios y periodistas franceses fueron quienes dieron a conocer por toda Europa la realidad social y política que vivía nuestro país.

Sin embargo no fue la única tarea de los franceses en aquel mundial. Hubo un detalle que los dejará para siempre en la historia de un club humilde de la ciudad de Mar del Plata. Aquel sábado 10 de junio de 1978 el equipo francés se enfrentaba con Hungría en el José María Minella, ambos equipos ya estaban fuera del torneo, habían sido eliminados por de Argentina e Italia en el grupo A

Minutos antes del partido, el árbitro brasileño Arnaldo Coelho llamó a los representantes de cada delegación para verificar que las camisetas. Finalmente se llevaría la sorpresa que las casacas eran iguales. Los húngaros presentaban la remera blanca y Francia había llevado las remeras alternativas del mismo color.

Los dos equipos querían jugar de blanco y el partido comenzaba a demorarse. El árbitro estuvo a poco de darle los puntos a Hungría, sin embargo iban a aparecer los salvadores del galo.

En las gradas del estadio se encontraba tranquilo y relajado, a la espera del cotejo Carlos Alberto Cubero, taxista de la ciudad de Mar del Plata, que desde arriba divisó a alguien que a los gritos y con muchos ademanes corporales le decía “¡Vení, Cubero, que te necesitamo’. Los francese’ revolvieron todos los bolso’ y se olvidaron las camiseta azule’!”.

El Pocho Cubero bajó de inmediato y se fue al encuentro con Luis Nicolai, dirigente de Kimberley, equipo que supo estar en primera y hoy naufraga por las aguas turbulentas del Torneo Regional Amateur. “Dale, Pocho, agarrá el tacho que tenemos que salir volando para el club”, dijo Nicolai.

Cubero tenía un Falcon del año 70, que lo hacía arrancar con una pinza y un rollo de alambre. La máquina se retobó en la primera, pero a la segunda arrancó y así partieron los dos, junto al utilero del club Agustín Vallejo, hacia la sede del dragón donde buscarían las camisetas para el elenco de Michel Platini.

Al llegar tuvieron que romper un candado, porque no tenían la llave, de esta manera los entusiastas aventureros marplatenses fueron hasta el lavadero y buscaron un juego de camisetas a estrenar para el seleccionado europeo.

Luego de 41 minutos de demora el partido comenzó, y de fútbol dejo poco. Francia ganó 3 a 1 con goles de Christian López, Marc Berdoll y Dominique Rocheteau. Zombori achicó distancia en el marcador para los húngaros.

La sorpresa vino cuando Cubero y Nicolai fueron a buscar las camisetas al vestuario francés, ningún jugador galo se las quiso dar, ellos querían llevárselas de recuerdo, sólo la 5 de François Bracci fue conseguida por el utilero Vallejo. Esa camiseta estuvo en poder de Carlos Stufano, alias “Manzanita”, quien conservó la remera en un cajón de su placard.

Años más tarde, Filo Nocelli presidente de la institución por aquel entonces se contactó con Manzanita para decirle que a través de la AFA, la FIFA estaba buscando esa camiseta para llevarla al museo de Zúrich, en Suiza. Con todo el dolor del alma Stufano la cedió y la remera del dragón hoy descansa junto a las casacas de Américo Rubén “el Tolo” Gallego y el holandés Ruud Krol que usaron en la final de este mundial.

El pueblo de Kimberey recuerda con gran cariño este suceso. Tiene el honor de decir que una de las máximas figuras de la historia del fútbol se puso la verde y blanca del Dragón. Con la número 15 en el dorsal Michel Platini jugó para Francia el último partido de su primer mundial.

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Efemérides

El Newell’s de Bielsa y la última final internacional del leproso.

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Hace 29 años el equipo del loco clasificaba a la que sería su última final
internacional hasta el momento, en una tanda de penales memorables el
equipo de rosario dejo afuera al América de Cali.

Cuando la década del 90 recién empezaba a asomarse, traía consigo un Newell’s que se hacía fuerte en cualquier cancha y quería sacar la chapa de campeón en todos los frentes. Los años 90, son esos tiempos de grandes recuerdos, felices y alegres para algunos argentinos; tristes y
oscuros para otros tantos.

Sin embargo, los de Newell’s vivieron deportivamente años de alegrías inmensas en el comienzo de aquella década. Cuando se encaminaban a ganar el torneo clausura del 92 también se dieron el lujo de clasificar a la final de la mítica Copa Libertadores. El más popular de la ciudad, según sus hinchas, venía de perder una final frente al Nacional de Uruguay en el año 88. Con la sangre en el ojo, algunos de esos jugadores querían sacarse la espina y darle el máximo galardón internacional de Sudamérica al club rojinegro.

No fue tarea fácil pero con Bielsa en el banco la lepra generó un juego ofensivo y verticalista, digno de su filosofía, con el cual logró poner a Newell’s en los primeros planos. Gracias a jugadores como Scoponi en el arco, Berizzo y Llop en la defensa, Martino y Domizzi en el medio campo y Mendoza junto a Zamora en la delantera el equipo se lucía.

Aquella inolvidable noche en la cual la lepra derrotó por penales 11 a 10 al América de Cali – sí, igual que la última final de la Europa League entre Villareal y Manchester- formó con: Scoponi, Saldaña, Llop, Gamboa y Pochettino; Berti, Berizzo, Domizzi y Martino; Zamora y Mendoza.

El diablo colombiano llegaba más holgado, había empatado 1 a 1 en el por entonces Coloso del Parque y definía la serie en el mítico Pascual Guerrero como local, con la necesidad imperiosa de jugar la tan ansiada final de libertadores. Sin embargo, se quedaría con las ganas por que el equipo del loco Bielsa marcaría el rumbo con gol de Mauricio Pochetino de cabeza. Pese a que en el segundo tiempo expulsaran a Leonel Álvarez el América lograría el empate a través de un tiro penal que cambio por gol Jorge “el Polilla” Da Silva, lo que sería el resultado final del cotejo en los 90 minutos.

La tanda fue eterna, en el leproso convirtieron: Berizzo x2, Zamora x2, Raggio x2, Gamboa, Garfagnoli, Berti, Saldaña y Scopni. Fallaron: Pochettino y Domizzi, Scoponi fue figura del encuentro y además le retuvo el penal al patón Bermúdez y Balbis tiro su penal afuera. En la serie uno por uno “el gringo” le atajó a Maturana cuando pateó su segundo penal, así le dio la
última gran alegría al pueblo leproso en el marco internacional teniendo en cuenta que luego no volvió a disputar otra final de América.

Unas semanas después todo sería tristeza, porque Newell’s no podría en la final contra el Sao Paulo brasileño. Perdería por penales en el Morumbì luego de ganar uno a cero en la ida, y perder por el mismo resultado en Brasil.

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