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Sin consejos
Boca
Boca está inserto en su propio laberinto, uno que aún cuando las mieles lo acompañaron, era enmarañado igual. Es difícil pensar que un proceso lleno de decisiones erradas pueda terminar en la cima y este no es la excepción. Es cierto que Boca ganó mucho en estos 4 años a nivel local pero también es cierto, que cada proceso (palabra repetida si los hay) fue traumatico.
El ciclo Miguel Russo arrancó reviviendo momentos gloriosos y terminó enredado en idas y vueltas con eliminaciones de Copa Libertadores injustas primero y contundentes después. Allí mismo Boca abrió su propio laberinto. Asumió Battaglia desde la reserva y un Boca sin luces ganó a nivel local pero fracasó a nivel continental. El jugador más ganador de la historia del Club, se fue despedido por el Consejo de Fútbol.
Como si estuviera dispuesto a tropezar con la misma piedra, Boca fue por el entrenador de reserva otra vez y aterrizó en Casa Amarilla, Hugo Benjamin Ibarra. Con un fútbol sin demasiadas ideas, Boca ganó a nivel local pero un flojo presente internacional que lo dejó al Negro fuera del club.
Parecía que Riquelme y el Consejo aprendían la lección y fueron a la carga por el Tata Martino, quien agradeció y se fue a disfrutar de Messi y las playas de Miami. Apareció entonces Almirón, más por su pasado que por su presente. Aquel Lanús lejano en el tiempo, peso más que un presente lleno de claro oscuros del entrenador y se puso el buzo Xeneize. Almirón se fue sin sumar títulos, jugando feo llegó a la final de la Libertadores, la perdió y después de siete años volverá a disputar la Sudamericana.
Como si fuera poco, hay elecciones y la candidatura de Riquelme a Presidente (hoy es Vice) se ve amenazada por la oposición quien lleva a un tal Mauricio Macri en la lista. Algunos recuerdan el paso del empresario como el más ganador de la historia del club, un paso que se dio de la mano de Carlos Bianchi, Palermo, Guillermo y un tal Riquelme. También, Macri usó Boca como plataforma política para llegar a la jefatura de gobierno porteño y a la presidencia de la nación. Boca se convirtió en un bunker Pro y fue más un espacio político que un club de fútbol. Daniel Angelici quiso emular los pasos de Macri, pero la fortuna deportiva no lo acompañó y después de la final perdida en Madrid, abandonó el club y no pudo iniciar su carrera política. Llegó Ameal y Riquelme para tratar de volver a los brillos de otras épocas
Hoy Riquelme se pone la campaña al hombro. Saca chapa por lo ganado y explica porque no se gana siempre. Hace halagos de las obras en la Bombonera, del superávit económico y que el Club, volvió a ser un “Club de fútbol “. Lo hace solo, poniendo la cara y sin consejos del Consejo. Se juega su propia patriada ante el poder que supo enfrentar. “Para el hincha es fácil, elije ser un club de fútbol o que usen al club para hacer política” para el socio podría ser fácil la elección, pero para Román, las dificultades están a la orden del día.