A destiempo

La endiablada jugada de Chuky

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Era un miércoles como cualquier otro. Los jugadores movían sus piernas pre calentando, mientras esperaban que se definieran los equipos. Jorge es el encargado de la noble tarea de armar por azar los equipos. Su método consiste en llenarse los bolsillos de chapitas de cerveza verdes y rojas e invita a cada player a sacar una que define de que lado de la cancha te paras. No son pocas las quejas para con este método, tiene más acusaciones de fraude que los sorteos de AFA o los bollilleros con “bolas frías” que se acusan por ahí. Ese miércoles como cualquiera, él sacó chapita verde y su víctima sacó chapita roja.

El partido mostraba una superioridad del equipo verde, que iba ampliándose en el marcador, con el pasar de los minutos. Por obra y gracia de la casualidad el equipo verde usó las pecheras flúor que solo hacían brillar más las chuecas del zurdo que merodeaba el área y convertía más de un gol. Como será de importante lo que iba a suceder que a nadie le importaba cuántos goles hizo, ni cuántos goles erró. Bueno, cuantos erró si, porque Javier le contaba a nuestro protagonista los goles que erraba bajo el arco mientras el arquero estaba paspando moscas, allá lejos en el primer palo. Pero nada de eso le importaba a nuestro protagonista. Chuky, de él se trata, tenía guardado el momento exacto, donde el fútbol te da tu momento y que te lleva a la inmortalidad.

Entonces fue en algún minuto que nadie sabe cual fue, la pelota lo buscó a él y él la espero mansamente. Cuando ésta se posó sobre su zurda, su rival fue como una tromba sobre Chuky y éste soltó la bola con una brisa infernal por un lado, fue él por el otro lado a buscarla y ella volvió a posarse sobre su pie maligno. El marcador quedó con sus pies clavados en el piso como un trompo, mientras los ojos le giraban desorbitados y su mente intentaba entender que pasó, cosa que no lograría ni con las terapias del viejo Freud. Nadie recuerda como terminó la jugada. Si fue un pase, una asistencia, un remate o un gol. Tan endiablada fue la jugada de Chuky que ni siquiera hay registro fílmico en las grabaciones del Complejo Valparaíso.

Nadie volvió a verla, pero la vieron todos. Es que todo el mundo decía haber jugado ese partido. Si fuesen verdad todas las historias, jugaron aquella tarde dos equipos de 50 jugadores. Tantos dicen haber sido testigos de la endiablada jugada desde afuera que la canchita de los miércoles, debió haber sido el Maracaná. Tanto se habló de esa jugada que la leyenda cuenta que un agente de la policía caminera, paro una Sandero y mientras labraba la multa preguntó “nombre y apellido” y desde adentro se escuchó “Claudio Medina….Chuky”. El agente perplejo como si hubiese visto a Dios, con la mano izquierda dio paso mientras con la derecha hacia un bollito de papel aquella osadía desobediente de hacerle una multa a él

Desde aquel miércoles cualquiera, los chicos en la escuela o en la plaza, intentan hacer “la endiablada” y los viejos sentados en los bancos o paseando sus perros les indican como fue para que lo hagan correctamente. Es que todos pero todos estuvieron ahí y la vieron nacer. Es más, bebo mi último sorbo de café y cuando el mozo ojea lo que escribo en este bar, tuerce la boca y con risa burlona esboza “Ja, mire si usted va ser testigo de la endiablada” y la verdad, prefiero que crea que es una fantasía. Es que un arquero no es digno de haber compartido cancha cuando Chuky tiró la primera endiablada….

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