Un par de años atrás, la cúpula del fútbol italiano le regaló una inédita camiseta verde de su seleccionado al Papa Francisco. A instancias de la TV, los mismos popes hoy prohíben ese color para los clubes de la Serie A.
A fuerza de repetición, la imagen ya no sorprende en cualquier cancha de fútbol: un árbitro en modo “señal de ajuste”, demorando el comienzo de un partido y esperando el “¡Vamos al aire!” de un camarógrafo, un cronista o un productor televisivo. Hace rato que los dueños de la pantalla chica también se han apoderado de la pelota. No hay liga del mundo cuyos clubes no dependan, casi tanto como de respirar, del “caché” que pagan las empresas por el derecho de hacer jugar a sus equipos a hora y deshora. No sólo es una cuestión de programación, de abono o de encendido. En el nombre del rating, la TV impone los formatos de los torneos, las fechas en que se diputan los clásicos y hasta cómo deben vestirse los futbolistas.
En Italia, no anduvieron con chiquitas. El próximo fin de semana, cuando empiece a rodar la pelota en la versión 2022/2023 de la Serie A, el césped será lo único verde que los televidentes y la gente de las tribunas (en ese orden) verán en el rectángulo de juego. Los equipos no podrán utilizar camisetas al tono. La imposición de quienes ponen los “verdes” (¡vaya paradoja!) quedó asentada en el reglamento del Calcio con el argumento de “evitar el contraste entre el color de los uniformes y el terreno”.
Con excepción del Sassuolo, que tuvo que agregar bastones para que el negro predomine en la tradicional combinación con el verde, los clubes no han tenido que hacer demasiados malabares para adecuarse a la normativa. Sí debieron esforzarse a la hora de definir los looks alternativos Atalanta, Juventus, Lazio y Milan, alguna vez producidos a lo Hulk o a lo Shrek.
No hace mucho tiempo, el 12 de octubre de 2019, fue la mismísima selección italiana la que cambió la tradicional “azzurra” por una casaca verdolaga. Con esa novedad cromática, el campeón mundial de 1934, 1938, 1982 y 2006 se presentó en el Estadio Olímpico de Roma para enfrentar a Grecia por las eliminatorias de la Eurocopa. Los tanos habían jugado en el mismo escenario y con “pilcha” similar un amistoso contra Argentina (2-0) el 5 de diciembre de 1954. Después del mencionado juego ante los griegos (también 2-0 favorable al seleccionado anfitrión), el capo del fútbol italiano Gabriele Gravina y el DT Roberto Mancini le regalaron al Papa Francisco una camiseta con leyenda “Bergoglio” y el número “10”.
Mundo Verde
En África deben estar cruzando los dedos para que a nadie se le ocurra copiarle la idea a la Federación Italiana de Fútbol. En el continente negro, el verde es el color que representa a una buena cantidad de seleccionados: Argelia, Camerún, Gabón, Etiopía, Madagascar, Mali, Mauritania, Mozambique, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Togo, Zambia, Zimbawbe…
No son los únicos en el mapa. Ya que estamos en un año mundialista, podríamos añadir a Bolivia, México, Montserrat, Jamaica, Irlanda, Irlanda del Norte, Lituania, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Macao, Pakistán, Turkmenistán, Irak, Islas Salomón, Islas Cook, Bangladesh…
Sin necesidad de ir tan lejos, como en algunos de los casos citados, bastaría con recordar la camiseta alternativa con la que Alemania perdió la final ante Argentina de México ’86, el tercer uniforme de Brasil en Rusia 2018 o la casaca verde petróleo con la que el elenco de la AFA venció 1-0 a “La Canarinha” en el amistoso del 15 de noviembre de 2019 en Arabia Saudita.
A nivel de clubes, en Argentina hay un montón de casos: Sarmiento de Junín, Ferro Carril Oeste, Sportivo Belgrano de San Francisco, San Miguel, Laferrere, Excursionistas, Ituzaingó, Camioneros… Hasta Boca y River alguna vez se vistieron de verde.
El Xeneize completó su participación en el Torneo Final 2014 frente a Gimnasia, luciendo en El Bosque platense un inédito y cuestionado fluo. El Millonario lo hizo en noviembre de 2017, jugando como visitante de Independiente, en homenaje al Chapecoense, el equipo brasileño que protagonizó una tragedia aérea cuando viajaba a Colombia para disputar la final de la Copa Sudamericana. El conjunto de Núñez ya registraba un antecedente: el look del segundo tiempo ante Municipal de Perú en el Sudamericano de Clubes Campeones que se disputó en Chile en 1948.
Pero hay más. Cuentan los historiadores que Huracán de Parque Patricios no sólo debe su nombre a las hazañas de Jorge Newbery, el primer ídolo del deporte argentino, sino también a la imposibilidad de juntar el dinero para mandar a hacer un sello con todas las letras necesarias para consignar la denominación que sus fundadores habían pensado prima facie para bautizar a la entidad: “Club Atlético Verde Esperanza y Nunca Pierde”.
Además de los más conocidos -Las Flores, Ammsurbac, el Camioneros de acá o la efímera fusión entre Peñarol y Huracán que se llamó Alianza San Martín-, en Córdoba se han vestido de verde Talleres, Instituto y Belgrano. El Albiazul lo hizo durante el gerenciamiento de Carlos Ahumada Kurtz, quien en la Primera B Nacional 2008/2009 decidió vestir al equipo con el color esmeralda, a imagen y semejanza del León, uno de los clubes que había manejado y chocado en México. El Albirrojo vistió un uniforme con predominio del verde y detalles amarillos y rojos en el torneo 2011/2012 del ascenso. Nunca se supo el motivo y tampoco gustó demasiado.
En el caso del Celeste, el curioso uniforme verdolaga puede verse en algunas imágenes que retratan la participación del equipo de reserva en 1990. Su origen se atribuye a un error de pigmentación en el proceso de confección de la indumentaria, que en la entidad de Alberdi recién fue advertido cuando las camisetas ya estaban disponibles en la utilería.
De Pekin 2008 a Paris 2024, experiencias que no son las mimas pero que están bañadas en oro. Juan Curuchet y José Torres están unidos por el deporte sobre dos ruedas. Aunque son diferentes diciplinas ambos tuvieron la posibilidad de vivir las Olimpiadas desde adentro y escuchar el himno en lo más alto del podio.
En esta ocasión el apoyo de Curuchet, junto a otros medallistas argentinos como Santiago Lange y Paula Pareto, fueron clave para la delegación argentina. Una vez retirados del alto rendimiento, los atletas, trabajan unidos para trasmitir el legado y mejorar las condiciones del deporte olímpico.
“El – José Torres – me dijo medalla o yeso”
¿Como viviste los Juegos Olímpicos desde adentro?
En particular en este juego, comparado con los otros que estuviste, como lo viste?
“De los 9 Juegos Olímpicos que estuve este no me gustó, por lo que sienten los atletas”
Te vimos acompañando a “Maligno” Torres, ¿como fue el momento de la final?
Se está cerrando un ciclo de varios deportistas, sobre todo en los deportes grupales. ¿Como crees que impacte el recambio, que crees que se venga para la delegación?
¿Que crees que te enseño el deporte y que le dejaste vos a tu diciplina?
¿Como ves la financiación/organización del deporte actualmente y la factibilidad de desarrollar una carrera deportiva en el país?
“Todos los dirigentes tendremos y tendrán que luchar porque nuestros atletas tengan las cosas para cumplir sus sueños. Que cuando vos estés frente a un rival la diferencia sea que el otro sea mejor y no porque tenga mejor infraestructura”
La despedida de “Los Pumas” de los Juegos Olímpicos estuvo cargada de emociones. Gastón Revol, emblema del equipo, jugó su ultimo partido vistiendo la albiceleste tras una larga trayectoria. El jugador cordobés estuvo presente en tres olimpiadas y fue medallista de bronce en Tokio 2020+1. Además presenció más de 100 fechas del circuito Seven teniendo grandes actuaciones; con lo cual su salida no significa una solo despedida, sino que se convierte en un antes y un después en la selección de rugby argentina.
“Ya no tenia más nada para darle al equipo, porque no tenia más energía. Fueron muchos años, mucho tiempo, mucha energía puesta en este equipo”