A pesar de sus vaivenes, el equipo albiazul se ilusiona con la posibilidad de pasar a la ronda final de la Copa Libertadores de América. Encontrar la regularidad es el desafío que se impone el DT Pedro Caixinha.
Lento y previsible, y después vertiginoso y con mucha adrenalina. El recorrido de Talleres ante Sporting Cristal se pareció bastante al juego preferido de los parques de diversiones. Demasiado.
Pedro Caixinha fue el que le encontró la vuelta. Hasta que llegaron los cambios su equipo no había provocado demasiadas emociones, salvo cuando algún jugador había roto el molde para meter un pase filtrado y no hacérsela tan fácil a la defensa peruana. Y también se llevó algún susto.
Advertido de que tenía que cambiar para que algo cambie, más teniendo en cuenta que los visitantes empezaban a reconsiderar la conveniencia del empate, el entrenador de la “T” metió mano cuando el reloj estaba a punto de marcar la hora. No le gustó demasiado a Michael Santos, que frunció el ceño cuando vio el “9” en el cartel del cuarto árbitro, y aceptó de mala gana el saludo de su DT. Hace rato que se lo ve de mala gana al uruguayo. Matías Esquivel, su reemplazante, le daría otra impronta a los movimientos del Albiazul y hasta marcaría el gol de la victoria. Punto para el portugués.
Esquivel se asoció con el pibe Santiago Toloza, un desfachatado que promete, y con un Matías Godoy decidido a mostrar por qué es la primera variante de recambio en ofensiva, ni más ni menos que la alternativa de Diego Valoyes (otra vez lesionado, y van…). Entre los tres hicieron un Talleres más intenso en la presión y más incisivo en el ataque. La resistencia del arquero Alejandro Duarte se quebró cuando el ex Lanús se tomó revancha tras un primer intento fallido desde inmejorable posición.
Equipo en construcción
Una de cal y una de arena. Con esa mezcla Caixinha va haciendo el revoque y tratando de disimular las imperfecciones de la construcción. Le falta agregar un poco de cemento para que el equipo tenga solidez.
Por el momento, Talleres oscila entre una intensidad insostenible desde lo físico y una posesión intrascendente por las dificultades de dar tres pases seguidos, y esa actitud diferente que afloró en los segundos tiempos ante River y Sporting Cristal. Está claro que la figura tendrá que ser el equipo.
Les terminó ganando bien al Millonario de Núñez y al Cervecero de Perú, y hubo festejos. Pero la historia completa tiene otros capítulos menos felices, como los tropezones ante Argentinos Juniors, Flamengo o Banfield, donde no encontró los caminos y terminó extraviado en su propio laberinto.
Muy de a poquito van asomando algunas certezas. Al menos el equipo ya sale casi de memoria y hasta parecen cantados los retoques. Con un plantel que no tiene un techo muy alto, Pedro “Canoero” (¡este sí que la rema!) ha logrado, por ejemplo, que Matías Catalán, el jugador más resistido de las primeras fechas, se muestre como un firme marcador central. No es poca cosa.
Tampoco lo es el triunfo ante Sporting Cristal, que prácticamente le asegura a Talleres otra vuelta de Copa. La diferencia con los peruanos en la tabla de posiciones del Grupo H (seis puntos con nueve por disputarse) lo posicionan en forma inmejorable para lograr el objetivo de mínima: el tercer puesto y la chance de “colarse” en la fase final de la Sudamericana. A la ilusión de seguir en la Libertadores -o sea, terminar primero o segundo- la tendrá que refrendar en una saga de revanchas que asoma complicada: dos partidos como visitante y Flamengo de local.
Si algo tiene claro el hincha de Talleres a esta altura de la temporada es aquello de que primero hay que saber sufrir. “Nuestra materia pendiente es la regularidad. Tenemos que demostrar que no somos una montaña rusa”, dijo Caixinha en la madrugada del miércoles. Tiene razón. Y aquí viene la otra certeza: antes que amar y después partir, habrá que seguir sufriendo.
De Pekin 2008 a Paris 2024, experiencias que no son las mimas pero que están bañadas en oro. Juan Curuchet y José Torres están unidos por el deporte sobre dos ruedas. Aunque son diferentes diciplinas ambos tuvieron la posibilidad de vivir las Olimpiadas desde adentro y escuchar el himno en lo más alto del podio.
En esta ocasión el apoyo de Curuchet, junto a otros medallistas argentinos como Santiago Lange y Paula Pareto, fueron clave para la delegación argentina. Una vez retirados del alto rendimiento, los atletas, trabajan unidos para trasmitir el legado y mejorar las condiciones del deporte olímpico.
“El – José Torres – me dijo medalla o yeso”
¿Como viviste los Juegos Olímpicos desde adentro?
En particular en este juego, comparado con los otros que estuviste, como lo viste?
“De los 9 Juegos Olímpicos que estuve este no me gustó, por lo que sienten los atletas”
Te vimos acompañando a “Maligno” Torres, ¿como fue el momento de la final?
Se está cerrando un ciclo de varios deportistas, sobre todo en los deportes grupales. ¿Como crees que impacte el recambio, que crees que se venga para la delegación?
¿Que crees que te enseño el deporte y que le dejaste vos a tu diciplina?
¿Como ves la financiación/organización del deporte actualmente y la factibilidad de desarrollar una carrera deportiva en el país?
“Todos los dirigentes tendremos y tendrán que luchar porque nuestros atletas tengan las cosas para cumplir sus sueños. Que cuando vos estés frente a un rival la diferencia sea que el otro sea mejor y no porque tenga mejor infraestructura”
La despedida de “Los Pumas” de los Juegos Olímpicos estuvo cargada de emociones. Gastón Revol, emblema del equipo, jugó su ultimo partido vistiendo la albiceleste tras una larga trayectoria. El jugador cordobés estuvo presente en tres olimpiadas y fue medallista de bronce en Tokio 2020+1. Además presenció más de 100 fechas del circuito Seven teniendo grandes actuaciones; con lo cual su salida no significa una solo despedida, sino que se convierte en un antes y un después en la selección de rugby argentina.
“Ya no tenia más nada para darle al equipo, porque no tenia más energía. Fueron muchos años, mucho tiempo, mucha energía puesta en este equipo”