Fútbol
Ser o no ser ? Esa es la cuestión no ?
La Editorial de Sin Fines de Lucro
Ser, o no ser, ésa es la cuestión.
¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darlas fin con atrevida resistencia?
Morir es dormir ¿No más?
¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza?
El monólogo que inicia con la frase “Ser o no ser, esa es la cuestión” se encuentra ubicado en la escena primera del tercer acto de Hamlet: príncipe de Dinamarca y es consecuencia del conflicto interior que atraviesa el personaje ante la fatalidad de los hechos y las dudas que le asaltan.
En inglés, to be, or not to be, that is the question es la primera frase del soliloquio o monólogo del personaje Hamlet de la obra de teatro escrita alrededor del año 1603 por el dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616).
Esta frase representa la pregunta esencial de la experiencia humana, atribulada frente a las tensiones que se producen entre la voluntad y la realidad, de tal manera que la vida y la muerte se convierten en opciones a considerar.
La frase, convertida en una referencia universal de la literatura y el arte dramático, invita a preguntarse: ¿Cuál es el significado profundo que esconde? ¿Qué hace de esta frase, y del monólogo en que se inserta, un discurso tan importante? ¿Cómo podemos interpretar “ser o no ser, esa es la cuestión”?
Hamlet es la duda existencial de la conciencia humana.
Ser o no ser, estar o no estar, es la pregunta fundamental de la experiencia humana que, cuando los valores y la realidad entran en conflicto, hace que la realidad se asemeje a un vapor gelatinoso e irrespirable, y que la persona se perciba a sí misma como minúscula partícula, carente de dirección y propósito.
Es la duda y la indecisión aquello que ha sido llamado al escenario.
Llevada al plano terrenal del fútbol, lo que planteo hoy es que nos debiéramos dar todos actores de la trama futbolera la posibilidad cierta de dudar a raíz de todo lo que paso para que el fútbol argento este donde está hoy, navegando sin rumbo y sin una idea clara de lo que se quiere y apostando más a nombres que a proyectos serios, como si esos nombres fueran por si mismos un salvavidas que nos haga en principio flotar y después salir del agua…pero…los nombres son lo que más asusta…ya volveremos a ello.
El benchmarking es no solamente bueno sino a esta altura necesario, veamos…
La eliminación alemana en la primera ronda de la Eurocopa 2000, con apenas un punto y un gol en tres partidos, disparó un cisma en su fisonomía e incluso en su genética: la Federación decidió reestructurar su fútbol a partir del fracaso. Seis meses después, impulsó la fundación de la Liga Alemana de Fútbol que agrupa a los 36 equipos profesionales de sus dos máximas categorías y obligó a cada uno de los clubes a crear centros de alto rendimiento para la formación de jóvenes jugadores.
El estatuto de su modelo de gestión se escribió el primer día: dispuso un estricto e implacable control financiero, estableció la equidad en el reparto de los ingresos por los derechos de televisación. Aseguró que los hinchas permanezcan como propietarios de sus clubes e ideó estrategias para convertir a su liga en un producto universal.
Fue una revolución que catorce años y más de 1000 millones de euros después amenaza con construir una dinastía a nivel internacional. Tras numerosas decepciones, el proceso desembocó en el título que su selección conquistó el 13 de julio de 2014 en el Maracaná. Aquella tarde su víctima fue la Argentina de los nombres propios. Si Alemania representa el paradigma de una dirigencia que potencia su materia prima, la consecuencia de una estructura consciente y paciente. Argentina es su antítesis: sus propios líderes la corroen.
Julio Grondona presidió la AFA durante 36 años, entre 1978 y 2014. Don Vito, como lo apodamos afectuosamente por acá, concentró poder y generó dependencia a nivel local.
Su muerte desató una guerra interna en la AFA que tuvo consecuencias internacionales: el fútbol argentino no tiene representación en el consejo ejecutivo de la FIFA integrado, entre otros, por Brasil, Uruguay, Paraguay, Colombia y Ecuador.
Grondona dejó una AFA rica -a la postre se descubrió que no era tan rica- pero clubes pobres, endeudados y sin futuro. El contraste con Alemania desnuda la importancia de fomentar la formación de jóvenes. Los clubes necesitados, encuentran pequeñas gemas porque el talento criollo es inagotable pero son incapaces de sostenerlos y apuntalar su formación. Los chicos se van rápido, algunos incluso antes de debutar en primera, más aun con la crisis social y económica por la que atraviesa nuestro país. Donde cada día que pasa uno se levanta un poco más pobre producto de una inflación demencial e incontrolada y porque la visión de nuestros jóvenes está en asegurar su futuro en otro país.
La crisis formativa resultó evidente en cada participación de los combinados nacionales a nivel internacional: el sub 17 y principalmente el sub 20 han perdido el protagonismo de antaño. La AFA destruyó el proyecto que ideó José Néstor Pekerman, un ciclo que dejó cinco títulos del mundo en la categoría sub 20 y una abundante camada de jóvenes que llegaron a la selección mayor.
¿Es este el modelo de gestión que se persiste en utilizar de acá en adelante? ¿No deberíamos darnos nosotros el poder de dudar ya de este modelo, que como hemos visto, viene fracasando desde hace muchísimos años? ¿Por qué se racionaliza internamente y se acepta como tal esta necesidad de persistir en el fracaso como una constante en la dirigencia de la pelota argenta?.
Ahora viene el recambio, fogoneado por un gobierno que elige un nombre cuestionado para suceder a otro más cuestionado aun. Los avales con los que llega Tinelli a la consideración de los que quieren sacar a Tapia de su sillón, no son justamente los que uno podría elegir si tuviera que seleccionar CEO de su empresa, veamos cómo le fue al delfín del gobierno de Alberto Fernández en su club.
Tinelli formalizó el pedido de licencia al cargo de presidente de San Lorenzo en medio de una marcada crisis institucional y deportiva, lo que generó un fuerte malestar de socios e hinchas canalizado en las redes sociales debido a las restricciones por la pandemia de coronavirus.
Sin dar precisiones sobre el plazo de su salida, Tinelli justificó la decisión en el hecho de que “los resultados no se dieron” a lo largo de su gestión, algo que lamentó por “el amor, el esfuerzo y el tiempo” invertido en su tarea dirigencial (léase sarasa). Anunció en ese acto que el sindicalista Horacio Arreceygor, de 57 años es a partir del mismo el nuevo presidente de la entidad de Boedo.
Tinelli se aleja de la función dejando a San Lorenzo con un pasivo de 3.500 millones de pesos, según el Balance del último ejercicio 2019-20.
Inició su carrera de dirigente en 2012 cuando se presentó como vicepresidente de Matías Lammens y en esa primera gestión el club logró la Copa Libertadores 2014, máximo logro deportivo de su historia.
En diciembre de 2019, el empresario tomó el desafío de liderar un oficialismo desgastado por el deterioro económico y la pérdida de protagonismo del equipo de fútbol profesional, que había comenzado dos años antes con la salida del DT uruguayo Diego Aguirre.
Sus decisiones en el área no fueron acertadas: venta acelerada de juveniles con proyección (Adolfo Gaich y Matías Palacios, por caso), refuerzos sin jerarquía y técnicos que no llegaron a cumplir su contrato (Diego Monarriz, Mariano Soso y Dabove).
Este año San Lorenzo quedó eliminado prematuramente de las cuatro competencias que disputó: Copa Argentina, Copa de la Liga Profesional, Copa Libertadores y Copa Sudamericana.
La debacle futbolística de San Lorenzo provocó que después de cada partido se instalara en Twitter el hashtag #AndateTinelli como tendencia.
Este es el elegido, aunque en verdad no me sorprende que sea, ya que a la luz de los hechos tampoco podemos decir que se caracteriza este gobierno por elegir a los mejores para cada puesto. Sino no estaríamos hoy con los índices de pobreza e indigencia que tenemos, con la cantidad de fallecidos por Covid que hay, con las miles de pymes cerradas, con una inflación desbocada, etc. etc. etc.
A esta altura de los acontecimientos y con todos los frentes abiertos que hay, la intromisión gubernamental, está más ligada a una cuestión de orden político que otra cosa. Aunque veamos que la AFA es un concierto de decisiones desacertadas, una tras de la otra y un paraíso para la especulación y los negocios turbios, etc. etc. etc. A lo que voy es que a la figurita que vamos a cambiar, desgastada y ajada ya, la remplazaremos en principio por una que está en igual o peores condiciones…
Vean, a esta altura del partido y trayendo lo que dijo el amigo William en el monologo de Hamlet… Ser o no ser, esa es la cuestión, yo me permito hacer otra disquisición de tono más terrenal y argento obviamente…
Les decía que a esta altura…yo ya no sé si somos…o nos hacemos