Fútbol
Inventario
A mitad del río de la Copa América y con un puñado de días de preparación con vistas al protocolar compromiso con Bolivia en las vísperas de la venta del pescado grande, por qué no recorrer el espinel más optimista del ciclo que separa las aguas en torno a Lionel Scaloni: novato-paracaidista-vendedor de humo versus revelación-ojo clínico-pichón de Gran DT.
-Los números (que gobiernan al mundo, dijo uno al que otro le había dicho): una interesante racha invicta de 16 partidos que incluye un empate con Alemania (de 0-2 con olor a baile a un 2-2 con positivas señales testiculares) y un triunfo en un amistoso con Brasil, sin Neymar, pero tampoco sin mucho beneficio de inventario de su equipo titular de estos días.
-Emiliano Martínez: toda de Scaloni. Uno de los arqueros más ponderados de la Premier, que fue capaz de dejar un banco de suplente muy bien remunerado (el del Arsenal) para saltar al Aston Villa y devenir patrón y sota. Dibu que le dicen tiene llenado de arco, serenidad de budista zen, y un razonable manejo del área. Salvo por perjuicio de tobogán insospechado, tiene toda la cara de un número puesto.
-Cristian Romero: ya nos hemos referido a él. Es el único defensor central argentino que dispone de ese no sé qué llamado a escribir Historia con mayúsculas.
-Nahuel Molina. Y dale con los cordobeses. Este espigado natural nacido en Embalse tiene el enorme valor de haberse templado en sucesivas refundaciones: poco rodaje en Boca, volvió al llano en Defensa y Justicia, creció en Rosario Central y ya el Calcio le va como un guante. Se supone (y se supone bien) que Gonzalo Montiel es el 4 argentino de más y mejores condiciones, pero con la albiceleste (camiseta pesada si las hay), Molina va y viene con una solvencia que hasta aquí no ha logrado plasmar el muchacho de River.
-Nicolás González: no será un poeta de la zurda pero la pelota le rebota poco, es rápido, decidido, participativo y fuerte de la sesera. Quien desee calificarlo de “hallazgo”, que se mande tranquilo.
Y paremos de contar: la identidad, el funcionamiento, la base de ocho o nueve mohicanos de hierro, los interlocutores de Messi que dan la talla, sigan firmas, todo eso por ahora va derechito al casillero del debe, o al de las leyendas urbanas, o al de realidad virtual, conjetural.